2 Pedro 1:4
y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. … —NTV
Amigas que prometieron nunca defraudarnos y que nos abandonaron en un momento de crisis. Papás que juraron premiarnos si lográbamos cierta calificación, pero que a la mera hora no cumplieron. Un príncipe azul que ofreció darnos el cielo y las estrellas, antes de dejarnos tiradas en el pantano. Con tantas promesas incumplidas, la desconfianza crece de día en día en este mundo cínico y descorazonador.
Los israelitas prometieron en numerosas ocasiones ser siempre fieles al Señor y vez tras vez fallaron. El apóstol Pedro juró lo mismo, y se sintió profundamente herido cuando su maestro profetizó que antes de que el gallo cantara tres veces, rompería con lo dicho. ¿Y nuestro Dios? Cientos de profecías se han hecho verdad y jamás ha prometido algo que resulte falso. Confiamos que otras se harán realidad algún día, sobre todo las que describen su venida y nuestra futura vida con Él.
Los seres humanos pueden ser muy sinceros cuando indican que te serán siempre fieles, pero en su debilidad tienden a fallar. Pero tu mejor amigo Jesús ha dicho que nunca te abandonará (Hebreos 13:5), y puedes estar cien por ciento segura de que ¡es verdad! Ya has recibido muchas «grandes y preciosas promesas» de Dios; confía que no quedarán en meras palabras.
Una promesa es una letra de cambio que giramos contra nuestro porvenir.
CHRISTIAN FRIEDRICH HEBBEL
Un devocional de Destellos de esperanza (B&H en Español)