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Por Chris Du-pond, México

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
Isaías 7:14

Jesús es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Unos 700 años antes del nacimiento de Jesús, el profeta Isaías escribió, “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7:14). Este pasaje ha sido, con razón, motivo de gran gozo y celebración, debido que anunciaba la esperanza no solo para Israel, sino para el mundo entero. Su venida cambiaría todas las cosas, ya que su mismo nombre promete que Dios mismo estaría con el ser humano. Jesús es Emmanuel “Dios con nosotros.”

Jesús rompe las cadenas de dolor y tristeza de este mundo. Es verdad que, para muchos la época de adviento no es tiempo de festejo sino de recuerdos dolorosos y seres queridos ausentes. Es verdad que vivimos en un mundo caído, enfermo y sediento de justicia. Es por eso que Dios mismo decidió remediar la situación enviando a Su hijo. Treinta años después, este pequeño niño sufriría una muerte tortuosa para pagar por nuestra maldad, y darnos la esperanza de la salvación. Sin embargo, Jesús no permaneció muerto, sino que Dios le levantó al tercer día. (“Emmanuel” no solo nació de una virgen y habitó entre nosotros.) Jesús sigue siendo Emmanuel y permanecerá con los que le amamos hasta que vuelva para establecer Su reino de justicia. En esta Navidad recordamos que Él es nuestra verdadera esperanza y motivo de festejo.

Publicado originalmente en Reflexiones diarias de Navidad por autores y colaboradores de Lifeway Español y BH Español.

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