Por Verónica Rodas.
¿Estás preparada para aprender de tu maestro? Su guía es hermosa, y siempre obra para nuestro bien, para perfeccionarnos. Antes de ver el pasaje de hoy (Mateo 5:44 y 45) necesitamos entender que Jesús nos pedirá algo que humanamente es imposible, por lo que es importante leerlo espiritualmente, entendiendo que le tenemos a Él y sus fuerzas para vencer. De lo contrario, toda guía de Dios se vuelve demanda porque queremos hacerlo con nuestras propias fuerzas y capacidades y no podemos. Aparece el desánimo, entonces, obedecer se convierte en una carga pesada. Por eso lleva tu corazón a amar Su voluntad y deleitarse en ella y verás que lo imposible se hace posible. “Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29,30). Cuando dependemos de Jesús y seguimos Sus pasos, lo que nos parecía imposible, se convierte en victoria y adoración a Dios, pues Su grandeza y poder nos capacita.
¿Quién te hace la vida difícil? ¿Quién es irritante, molesto, ingrato o incluso injusto? Cada una de estas personas es nuestra oportunidad para aplicar el verdadero amor. Amar a los que “no son dignos de amar” Jesús nos dice claramente: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos”. (Mateo 5:44)
Jesús nos enseña a direccionar nuestra voluntad, guiarla y dominarla. No se trata de algo natural, sino algo que decides hacer sin importar lo que sientes. “Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Corintios 9:27). Es una decisión consciente y firme. No es que vas por la vida sintiendo amor por los que te critican, ¿verdad? Esta decisión de “amar a nuestros enemigos” es costosa. No es simplemente olvidar la ofensa o no desearles el mal, no. Eso no es suficiente, se necesita una decisión firme en demostrar el “verdadero amor”. Jesús es nuestro mayor ejemplo: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Hermana, así debe actuar un “hijo de Dios”. Es maravilloso vivir la vida de Cristo en nosotras, no solo hablarla y enseñarla.
Aquí algunos otros ejemplos Bíblicos:
Pablo nos enseña con su conducta: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta”. (2 Timoteo 4:16)
Esteban, en Hechos 7:60 “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”.
David, tuvo la oportunidad de vengarse de Saúl pero no lo hizo. 1 Samuel 24:7 “Así reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino”.
Amar es una acción concreta en una situación específica. Jesús, en el mismo versículo de Mateo 5:44, nos deja la solución, nos da una herramienta increíble: “Orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44)
Recordar en mis oraciones a mis enemigos ejercita mi corazón a decidir amar lo imposible de amar. Orar por otros quita mi mente y ojos de mí misma. Dios cambia mi corazón. Ese conflicto, odio, resentimiento, enojo que siento, va siendo transformado al clamar por ellos. Recuerda a Jesús en medio del dolor, Él clamó por sus enemigos, ¿podremos nosotros darnos el lujo de no hacerlo? ningún argumento que tengamos puede mantenernos lejos de una oración dependiente de Dios.
Guía tu corazón a este amor sacrificial que se da a favor de otros, que no se basa en las virtudes de los demás. Intencionalmente sigue el ejemplo de nuestro Padre: “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45) ¡qué ejemplo increíble!
No sigas tus impulsos, ¡estos te arruinan! Sigue el ejemplo de tu maestro, Aquél a quien quieres imitar, por quien vives y cuya vida y persona te impulsa. Toma una decisión, direcciona tu voluntad y domínala. Recuerda que tienes a Cristo y todas sus capacidades para vencer este obstáculo y aprovechar esta situación para experimentarle en tu vida. “A fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí” (Colosenses 1:28,29).
Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.