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El encanto es engañoso, y la belleza no perdura, pero la
mujer que teme al Señor será sumamente alabada. —NTV
PROVERBIOS 31:30

Sara, la esposa de Abraham, ¿era alta y delgada o bajita y regordeta? ¿Cómo lucía Ester con ropas reales? ¿Era Rut de piel delicada o bronceada por el sol? Las manos de María, la madre de Jesús, ¿eran suaves o ásperas? ¿Se depilaba Betsabé? ¿Qué cosméticos usaba Priscila o traía la cara lavada? Son preguntas sin respuesta, quizá porque son irrelevantes.

Existe un dicho en inglés que explica que la belleza está en los ojos de quien mira. Dios eligió transmitir Su Palabra en tiempos antiguos donde no había medios audiovisuales. Aún más, omitió cientos de detalles físicos y descriptivos. ¿Por qué? Porque Él no mira lo que nosotros vemos. Él mira el corazón.

Tristemente, los medios han revolucionado y trastornado cómo vemos las cosas. Hoy en día nos repiten que la apariencia es lo que cuenta, así que nos preocupamos excesivamente por lucir como «modelos» o según la moda del momento.

Detente si estás en esta carrera desenfrenada. Comprende que Dios mira con ojos distintos, y las mujeres mencionadas al principio son todavía hoy alabadas por su relación con Dios. Eso es lo que cuenta. Deja de pensar en tu peso, tu talla, tu complexión. Busca ser bella a los ojos de Dios. Teme al Señor y serás alabada. (KOH)

El Señor no ve las cosas de la manera
en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero yo miro el corazón.

DIOS


Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español)

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