Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia,
ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. —NVI
FILIPENSES 3:7

H ace tiempo supe de una chica que oraba para que Dios le concediera ser modelo y actriz. Se molestaba un poco con los creyentes que en lugar de pedir lo que ella deseaba, oraban por la voluntad de Dios en su vida. Quizá tenía que oír esta historia:

Colleen Townsend tenía 16 años cuando empezó su carrera artística. La revista Life la consideró una de las mujeres más hermosas de Estados Unidos; percibía $2000 dólares a la semana como actriz, firmó un contrato con «20th Century Fox» para filmar películas y crecía en fama.

Repentinamente, en un desayuno con gente de Hollywood, dijo estas palabras: «Señores, estoy enamorada». Al preguntársele de quién, ella respondió: «Me acabo de enamorar de Jesucristo». Se hizo un silencio sepulcral y confesó que abandonaba su carrera como actriz para servir de lleno a su Señor. «¡Qué desperdicio!», pensaron algunos.

En las siguientes semanas entró al Seminario Teológico de San Francisco donde conoció a su esposo, a quien ayudó a pastorear varias iglesias. Colleen escribió libros cristianos y junto con su esposo, escribió Mi amigo, mi amante para contrarrestar las malas influencias en el matrimonio. Billy Graham los tomó como colaboradores y Colleen fue la primera mujer presidente de la Cruzada Billy Graham. ¡Aquí tienes a una mujer que cambió algo «bueno», por lo mejor! (YF)

No cambiaría mi lugar con el de la actriz más popular
de Hollywood… Jesucristo es suficiente para mí.

COLLEEN TOWNSEND

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Un devocional de Un año con Dios (B&H Español)