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Por Yicell de Ortíz

Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios; Exaltado seré entre las naciones, 
exaltado seré en la tierra.
Salmos 46:10

Al iniciar un nuevo año por lo regular reflexiono en nuevas resoluciones espirituales, por ejemplo, más oración, más lectura de la Palabra, etc. 

Este año particularmente inicié sin ninguna resolución en mente. Sin embargo, hay un anhelo desesperante en mi corazón por ejercitarme en la quietud y la serenidad.

El año pasado fue uno de los tiempos que más luchas mentales y emocionales he vivido.

Estuve cerca de seres queridos enfermos y hasta una muerte muy cercana. Mucha tristeza a mi alrededor, incluso el rompimiento de un matrimonio de un familiar muy cercano también.

Todas estas cosas, entre otras, inundaron mi mente y mi corazón de muchos miedos, pensamientos y sentimientos angustiosos que hacían ruido a mi vida y se convirtieron en estorbo mental y espiritual. Casi todas mis oraciones las hacía llorando y clamando. Sabía que Dios estaba conmigo, que me sostenía y me consolaba todo el tiempo.

Por lo que al terminar el año me encontraba aún reponiéndome de lo vivido. Y mi corazón necesitaba ardientemente de la fortaleza del Señor, anhelando tener un largo tiempo de quietud y serenidad, juntamente con la Palabra de Dios para alimentarme. 

No sé cómo fue tu año anterior, pero si fue parecido al mío te invito a que nos ejercitemos este año nuevo en la QUIETUD y la SERENIDAD sumergidas en la Palabra de Dios.

Ambas palabras “quietud y serenidad” están en la Biblia.

Veamos el salmo 46, específicamente el versículo 10, este un cántico al Señor, de los hijos de Coré, se llama “Dios es nuestro amparo y fortaleza”.

Allí leemos de la tierra, los mares y los cambios y las cosas que suelen acontecer en ellos a nivel natural, por ejemplo, fuertes temblores, grandes deslizamientos de tierra, bramidos y agitación de las aguas, etc.

Leemos que Dios está en medio de todas esas cosas. Al principio dice: ¡no temeremos ante nada de lo que acontezca!

Luego leemos sobre guerras en las naciones, tambaleos de los reinos, etc. y nos dice que el “Señor de los ejércitos está con nosotros”.

Nos invita a ver las obras del Señor en medio de todas esas cosas… Y más abajo nos dice, ¿sabes qué?:

Estén quietos y sepan que Yo soy Dios…

Esa quietud en medio de las tormentas de la vida como las que yo viví y tú también, es la quietud que nosotras necesitamos y en ella vamos a ejercitarnos este nuevo año. No sabemos si las tormentas seguirán, si nuestra “tierra” seguirá removiéndose o nuestros “mares” sean agitados. Lo que sí sabemos es que Dios nos dice, ¡estén quietas!

Quise seguir buscando en otros libros de la Biblia está palabra y la encontramos con el mismo sentido, estar en quietud:

Porque así ha dicho el Señor Dios, el Santo de Israel: En arrepentimiento y en reposo serán salvos; En quietud y confianza está su poder. Isaías 30:15

La quietud supone un estado de nuestro corazón y lo involucra al 100%, es altamente necesaria en nuestra vida espiritual.

Cuando estamos en quietud, no hay ruidos mentales, ni emocionales, estamos en calma, experimentaremos tranquilidad de corazón y nada nos altera permitiéndonos estar en paz, aunque la tierra tiemble, bramen las aguas y todo sea sacudido.

Ahora leamos sobre la “serenidad” qué nos dice la Biblia: 

En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. 1 Pedro 3:4

Este espíritu sereno hace referencia a una mujer tranquila de ánimo, con estabilidad mental, equilibrada en sus afectos, armoniosa y suave en sus relaciones y diario vivir

La serenidad es atribuida a una mujer de espíritu noble, fuerte, transparente y que brinda paz en medio del caos, es reflexiva y de espíritu amable.

En la Biblia encontramos muchos versículos que nos mandan a guardar silencio, a callar el alma, a enmudecer, a descansar, a guardar silencio, etc. Todas estas palabras están relacionadas a estar “sereno, a la serenidad y también a la quietud“.

Al estar quietas y serenas invitamos a Dios a obrar a nuestro favor. Obtendremos la fortaleza que necesita nuestro corazón y mente para enfrentar las tormentas. Ponemos en Él nuestra confianza y esperanza. 

Ya no habrá “ruido mental” ni “revolución emocional”. Ya no más ansiedad. Todo estará en calma. Ya no nos concentraremos en “nosotras”, sino que Dios será nuestro centro, Él llenará nuestro ser y dependeremos de Él.

El Señor desea que estemos en quietud y serenidad para un obrar especial en nuestras vidas, para un crecimiento y fortalecimiento necesarios para nuestra espiritualidad.

Es importante saber que la quietud y la serenidad en nosotras hará impacto en las vidas de las personas que nos rodean.

Para iniciar ejercitándonos en la QUIETUD y la SERENIDAD este nuevo año es imprescindible ejercitarnos en cada una de estas disciplinas:

*Orar

*Orar la Palabra

*Estudiar la Palabra

*Meditar la Palabra


Yicell Ortiz dirige el blog mujeryvida.net en donde tiene como propósito encaminar a las mujeres a Jesucristo y que ellas tengan vidas, matrimonios y familias fundamentadas en Él, proveyéndoles recursos bíblicos diversos y compartiendo también en las redes sociales. Es esposa y madre. Es miembro junto a su familia, de la Iglesia Bautista Internacional (IBI), en donde juntos colaboran en el ministerio de jóvenes Adultos M-AQUI.

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