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… si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos,
capaces de controlarnos en todo sentido. —NTV

SANTIAGO 3:2

Cuando los escritores nos describen una pequeña comunidad nunca falta una mujer chismosa y entrometida. Puede ser una solterona, una viuda o una esposa sin mucho quehacer. Lo cierto es que todas estas parecen encajar en el cuadro descrito por Pablo a Timoteo sobre las viudas jóvenes.

Pablo insiste que las viudas jóvenes se deben casar nuevamente y no recibir ayuda, pues «se acostumbrarán a ser perezosas y pasarán todo el tiempo yendo de casa en casa chismeando, entrometiéndose en la vida de los demás y hablando de lo que no deben» (1 Tim. 5:13).

No tenemos que ser viudas para ejercitar una lengua chismosa. Solo se necesita ociosidad. Cuando no tenemos nada que hacer, incluso entre familiares o amigas, con facilidad empezamos a hablar mal de otros. ¿Cómo solucionarlo?

Pablo aconseja a Timoteo ocuparse. Debemos dedicarnos a leer la Biblia, a animar y enseñar a otros; debemos entregarnos de lleno a nuestras tareas, ya sea en la escuela, en la casa o en el trabajo. Y cuando estemos con amigas o familiares, si vemos que nuestras lenguas empiezan a soltarse, ocupémonos también.

Salgamos a caminar, hagamos alguna manualidad, tomemos un tiempo para orar. Si estamos ocupadas, no andaremos de casa en casa, o de chat en chat, o de mensaje en mensaje, hablando lo que no debemos. (KOH)

Guarda tu lengua del mal.

DAVID

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español)

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