Por Verónica Rodas
Proverbios 31:24 Hace telas, y vende, y da cintas al mercader.
Sin duda, esta es una mujer que desarrolla todas las habilidades con las que Dios la formó y en este versículo vemos algunas. Es emprendedora de proyectos, hábil, eficiente en los trabajos que realiza, tiene facilidad para hacer cosas y es perseverante.
“Hace telas y vende”
Esta mujer confeccionaba vestimentas. Si nos detenemos unos segundos y miramos en Proverbios 31:13, vemos: Busca lana y lino y con voluntad trabaja con sus manos. Ella encuentra lo necesario para hilar con sus manos; no se queda con un simple “no puedo” o “no tengo”, sino que busca lo necesario para llevar a cabo su trabajo. Primero fabrica la “tela” y luego usa esa tela para confeccionar sus propios vestidos. Vemos así cómo usaba el talento y las capacidades que tenía.
“Cintas”
Se refiere a “cintos”. Confeccionaba unas fajas o cintos adornados. Los diseñaba con un material costoso que ella misma fabricaba. En ocasiones algunos eran entretejidos con oro y plata o tenían incrustaciones de piedras preciosas y oro.
“Mercader”
Se refiere a un comerciante, vendedor o negociante. En el contexto cultural eran navegantes que intercambiaban y vendían mercancías. Ella vendía, intercambiaba y negociaba sus hermosos cintos.
Con todo lo que en este pasaje aprendemos de ella, tenemos un gran ejemplo de esfuerzo. También nos lleva a desarrollar las capacidades femeninas que Dios nos ha dado para bendecir con ellas a nuestra familia.
Detallista
Todo lo que hacemos, debemos hacerlo con la mejor calidad; realizar todas las cosas con excelencia. Necesitamos desarrollar nuestras capacidades para embellecer nuestro hogar e incluso nuestro aspecto. Dios ha capacitado a la mujer con estas virtudes igualmente necesarias que otras como la paciencia, el esfuerzo o la hospitalidad.
Esta mujer es definitivamente detallista, productiva y administradora y lo hace para lograr el mayor beneficio en su hogar.
Tiene sentido pensar que cuanto más tejía y más trabajaba, mejor lo hacía y más experiencia tenía, lo cual, le daba más seguridad para realizar su trabajo. Claro, su esfuerzo hacía de ella una mujer sobresaliente en su trabajo y dedicación a su hogar.
Son pequeños gestos y detalles los que pueden hacer la diferencia también en nuestro hogar.
Efesios 5:15-17
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
Tomémonos el tiempo para meditar en las Escrituras:
La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.
Proverbios 10:4
El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.
Proverbios 12:11
En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.
Proverbios 14:23
Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.
Proverbios 31:27
El meditar y reflexionar nos lleva a tomar las decisiones correctas y hacer los cambios necesarios. Es cierto que el tiempo actual es diferente frente a la cultura y situación social reflejada en Proverbios; ahora tenemos muchas más comodidades que antes, mayor acceso a todo y con menos esfuerzo. Pero ser detallista en las pequeñas y grandes cosas es algo que no debemos dejar de hacer y desarrollar.
Puede que no te consideres una mujer con estas capacidades, quizá pienses: “yo tengo otras virtudes…” pero, hermana, aférrate al rol que Dios te ha dado, ama su voluntad, desarrolla cada una de las capacidades que tienes. No caigas en el error de dedicar tu tiempo, esfuerzo y dinero en desarrollar funciones que Dios no te ha confiado. Puedes aprovechar toda tu vida dedicándola a aquello para lo que Dios te ha creado y no perderla en cosas que no tendrán valor ante Él. Recuerda que Él nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir una vida recta (2 Pedro 1:3). Tenemos la capacidad de hacerlo, sólo debemos desarrollarla.
Una vez más vayamos al Señor con un corazón quebrantado y humillado.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. (Salmos 51:17)
Hermana, corre a Cristo; Sé la primera que busca que su familia sea piadosa, ama tu rol, pide al Señor convicción de pecado, que te muestre tus errores, desinterés, pereza o despreocupación… Corre a los brazos de Jesús, tu amado Salvador. Sólo en Él hay salvación y una nueva oportunidad.
Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.