(Pr 31:16)
Proverbios 31:16 “Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus manos”.
Si queremos ser mujeres sabias y efectivas, antes de tomar una decisión, debemos considerar. Considerar: “Reflexionar con atención y cuidado sobre una cuestión para formar una opinión sobre ella. Contemplar. Pensar con el propósito de planear un proceder de acción. Llegar a la conclusión acerca de alguna situación. Juzgar, estimar” (Pr. 13:16; 14:15).
Puede que no tengamos el habito de reflexionar antes de tomar decisiones o que seamos llevadas por nuestros impulsos y emociones, pero podemos aprender de cómo esta mujer actuaba y ser efectivas en eso. Este tema es sumamente necesario para cada decisión que tomamos.
Considera la heredad y la compra Proverbios 31:16 “Considera la heredad, y la compra”. Esta mujer no da lugar a pensamientos negligentes, por el contrario, se toma el tiempo para ver aquello en lo que cree necesario invertir dinero. Reconoce las oportunidades excelentes de invertir y las aprovecha. Busca agradar a Dios en todo, aún en algo como la economía que muchas veces lo consideramos como algo carnal, lo que es un grave error. Romanos 11:36 “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas”.
En Proverbios 31:11 observamos que “el corazón de su marido está en ella confiado”, lo que nos enseña que su marido estaba de acuerdo con lo que ella hacía, tenía confianza en ella y esta confianza la vemos también en su hábito de reflexionar sobre su administración económica. Si debo considerar antes de comprar o gestionar mi economía, primero necesito meditar en por qué lo voy a hacer, llegar a una conclusión clara y ahí llevarlo acabo. No hacerlo impulsivamente, sino más bien actuar con prudencia. Debemos reflexionar bien cada detalle y el fruto que tendremos sobre esa decisión que tomemos. Cuando tengas “ganancias” de tu trabajo no comiences a hacer gastos innecesarios. Pon tu dinero a trabajar, multiplica lo que has ganado (Pr. 14:15). Tú puedes llegar a ser realmente una bendición para tu familia.
Necesitamos esforzarnos Proverbios 31:16 “Y planta viña del fruto de sus manos”. Después de considerar y tomar una decisión, con el fruto que obtiene de sus decisiones sabias planta una viña y sus ganancias se multiplican. No se conforma, sino que se esfuerza. Siempre está produciendo cosas.
Vemos en Romanos 12:11 “En lo que requiere diligencia, no perezosos”. Nos encanta estar sin presiones, relajarnos, descansar, no tener cargas ni preocupaciones… pero es en ese momento dónde caemos en la negligencia, una conducta que produce un fruto que no nos gusta. Necesitamos ser diligentes, cuidadosas, que nuestro caminar tenga dirección, ser audaces y activas. No dar lugar a la pereza. Podemos aprender mucho de este ejemplo.
El beneficio de ser una mujer fiel y estable Tu decisión sí o sí va beneficiar o perjudicar a tu familia. ¡Qué responsabilidad! y a la vez que privilegio ser bendición para ellos. Ser una mujer que reflexiona nos da tranquilidad y estabilidad a nosotras y a los que están a nuestro lado.
Necesitamos usar las capacidades que nos ha dado Dios para cumplir nuestro rol y para eso debemos ser conscientes del grado de desinterés que tenemos y esforzarnos por tener un fruto diferente. Sería bueno que puedas hacerte estas preguntas: ¿consideras cada cosa que haces? ¿meditas, piensas y reflexionas con mucha atención cada movimiento que realizas?, una vez que hayas detectado tu debilidad, vendrá el cambio. Verlo será una bendición, un privilegio que nos llevará a humillarnos y cambiar nuestros hábitos. En otras palabras, luchemos para que nuestro celo no se apague, no demos lugar a la pereza y no dejemos de servir al Señor (Co. 3:17)
Vamos a llegar a ser prudentes y sabias si trabajamos día a día en el hábito de detenernos a reflexionar antes de tomar cualquier decisión. Ama a Dios y entonces serás capaz de realizar tus tareas. Su amor te impulsará. “El amor de Cristo nos apremia” 2 Corintios 5:14.
No te olvides de, antes de tomar una decisión o hacer algo: orar, reflexionar y luego comenzar a trabajar.
Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.