PASAJE DEVOCIONAL: SALMOS 56:10-13
En Dios he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre? (SAL. 56:11)
E n estos últimos años todas hemos sufrido una catástrofe financiera en nuestra nación. Digo todas porque aun las celebridades y los famosos han perdido casas y propiedades. Los dueños de negocios han tenido que reducir su personal. Millones de personas han perdido sus trabajos y sus casas. Algunos millonarios han dejado de serlo. No es una crisis de unos cuantos. Es un desastre de dimensión global. Como era de esperar, las reacciones de las personas han sido diversas. Algunos se han quitado la vida, otros han atentado contra los que consideran los causantes de sus desgracias, otros han caído al nivel más bajo de pobreza, y aun hay quienes han tomado nuevos rumbos dejando sus sueños para cuando vengan tiempos mejores. Lo más triste de todo esto es que muchas de esas personas tenían depositada su esperanza en las posesiones que han perdido.
Estamos cansadas de escuchar a las personas decir que hemos llegado a este mundo sin nada, y sin nada nos iremos. Es una gran realidad, pero a muchas les cuesta trabajo aceptarlo. La mayoría de las personas viven luchando todo el tiempo por alcanzar un nivel de vida superior basados en sus posesiones y en sus posiciones, y aunque no es malo progresar, la meta que se han trazado en muchos casos supera sus posibilidades de depender de Dios para alcanzarlas. Puede suceder que algunos piensen que los cristianos somos seres de otro planeta, especialmente cuando decimos y mostramos que podemos vivir por encima de las circunstancias que nos rodean. La mujer que realmente confía en Dios no tiene temor de lo que suceda a su alrededor, sea lo que sea. Eso no es irresponsabilidad, eso es fe. De todas formas, estamos seguros que no podremos llevarnos nada de lo que poseemos y que tampoco lo necesitaremos.
Dios nos advierte una y otra vez en la Escritura que no nos preocupemos, que no nos afanemos, que no nos desesperemos. La mujer que confía en Dios plenamente no necesita que nadie le recuerde eso porque lo ha vivido. Nada ni nadie puede superar la protección que provee Dios.
Pídele a Dios que hoy te permita ayudar a alguien a confiar en Él.
Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)