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[¿En qué podemos creer realmente?]

De acuerdo a una investigación reciente, una persona normal escucha una mentira cada 5 minutos. Eso significa que durante este día escucharás más o menos unas 200 mentiras, lo que es una cifra considerable. Las fuentes de estas mentiras vienen de todas partes: revistas, Internet, televisión, compañeros de trabajo, empleadores, periódicos y lamentablemente, hasta la familia. No es extraño que esta generación viva con escepticismo. Nos hemos saturado de exageraciones, mitos y mentiras. Cuando la verdad, algo verdadero, honesto, transformador, llega a nosotros, es como agua fresca y limpia que se derrama sobre nuestras vidas limpiándonos, refrescándonos y sanándonos.

Sin Cristo estamos perdidos

Romanos 3.23 nos dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Apartados de Jesús, estamos encadenados al pecado. Ya sea en forma de adicciones, relaciones rotas, remordimientos secretos o fracasos públicos. La verdad es que el pecado nos define a todos porque es parte de nuestra condición humana. Romanos 3.10 dice: “No hay justo, ni aun uno”. El pecado es nuestro principio y sin Cristo será nuestro fin.

En Él tenemos nueva vida

A través de Jesús, tenemos el perdón de pecados. Romanos 5. 8 declara: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Aún considerando lo más bajo y sucio de nuestras vidas, Jesús murió en una cruz por nosotros. Él tomó nuestro castigo, lo que merecíamos por el pecado, sobre sí mismo y pagó la deuda. Su sacrificio es nuestra libertad si lo aceptamos. Efesios 2.8-9 confirma: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. El mundo enseña que nosotros podemos llegar a Dios a través de nuestras buenas obras, pero eso es mentira. Solamente Cristo es santo, y es solo a través de Él que podemos tener una relación con Dios.

Hoy mismo puedes creerlo

Una de las citas más famosas de Jesús se encuentra en Juan 8.32: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Él no se refería a una búsqueda abstracta e intelectual del conocimiento. Él estaba hablando de sí mismo. En Juan 14.6, Jesús promete: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. La verdad es una persona: Jesús. Él también es el que nos da libertad. Su deseo es que le conozcamos, no solamente en forma intelectual, sino en forma personal como nuestro Salvador.

Si estás listo para comenzar una relación con Dios, sigue las palabras de Romanos 10.9: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. Si hoy decides creer que Jesús murió por tus pecados para que puedas recibir una nueva vida a través de Él, eleva esta oración. No es repetir lo que alguien haya dicho. Ábrele tu corazón a Dios. Pídele que te perdone por errores, fracasos y pecados, y pídele que te salve mediante la sangre de Cristo.

Jennifer McCaman es escritora independiente, está casada y vive en Smyrna, Tenn.

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