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Generación a generación celebrará tus obras,
y anunciará tus poderosos hechos.
S A L M O S 1 4 5 : 4

En los últimos pisos de una oficina antigua en Manhattan, se encuentra un escritorio de roble que ha servido a muchos. Ya no se fabrican piezas como esta. Es uno de esos muebles que parecen ser clásicos por siempre. Sus seis cajones con manijas cuadradas de metal sirven para almacenamiento y su superficie extendida permite que los visitantes llenen su papeleo cómodamente. Incluso viene con un gabinete que funciona como archivero para los que trabajan en la oficina. El escritorio en sí mismo ha sido una de las razones por las que algunas personas se niegan a ser promovidos, solo para quedarse en su oficina con este escritorio.

El presidente de la compañía ha argumentado que ese escritorio debería estar en su oficina, pero siempre ha encontrado resistencia por el hecho de que sería difícil moverlo de su oficina actual. El escritorio ha estado en esa oficina por casi 100 años. Este edificio de oficinas antiguo se ha convertido en algo parecido a un monumento, pero siempre se ha usado para la industria editorial. Sin importar la posición que haya representado esta oficina, hay un secreto peculiar entre los que la han ocupado. Si te acuestas en el piso y abres uno de los cajones, encontrarás un mensaje que se escribió en el fondo de uno de ellos. Este mensaje es sencillo y fue escrito hace décadas: «Tu trabajo es tu legado, no el escritorio…» y debajo de este mensaje hay una serie de firmas y fechas escritas a un lado de los nombres, que representan a quienes han trabajado desde este escritorio y el tiempo que trabajaron ahí.

Muchas veces nos enfocamos en los detalles de la vida y olvidamos por qué fuimos puestos aquí. Ponemos nuestro gozo en el lugar incorrecto. Buscamos obtener un buen carro o ropa elegante y olvidamos la realidad para la cual fuimos creados en primer lugar. Podemos querer una casa nueva con mesas de mármol y olvidar que ese lugar debe ser usado para compartir comida e historias. Podemos buscar una camioneta costosa con asientos con calefacción y portavasos ajustables, pero ¿no deberíamos simplemente enfocarnos en tener algo seguro que nos transporte de un lugar a otro?

Está bien tener cosas lindas. No está mal apreciar materiales de alta calidad, pero ahí no pertenece nuestro gozo. Nuestro gozo se encuentra en lo que hacemos con esas cosas. Tal vez tu escritorio de roble es ese nuevo refrigerador. Tal vez es esa nueva recámara. Sea lo que sea, en lugar de poner tu gozo en lo material, piensa en cómo pueda ser usado para beneficiar a otros. Tal vez el refrigerador provea más espacio para servir a aquellos que necesitan comida. Tal vez la recámara pueda ser usada para que tus familiares se sientan como en casa cuando vengan a visitar. Poner el gozo en un objeto es una labor superficial, pero poner el gozo en cómo ese objeto puede ser usado para beneficiar a otros es algo que ofrece profundidad en el entendimiento del gozo.

SEÑOR, ADMITO QUE HAY MOMENTOS EN
LOS QUE ME ENFOCO EN LAS COSAS DE ESTE
MUNDO. ME PERMITO SER MATERIALISTA Y ME
ENCUENTRO A MÍ MISMA INSATISFECHA CON
ESAS COSAS. RECUÉRDAME QUE LAS COSAS
SON TAN PROFUNDAS COMO EL PROPÓSITO
QUE SE LES HAYA DADO. RECUÉRDA ME QUE MI
PROPÓSITO SE ENCUENTRA EN TI. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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