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Orad sin cesar. —RVR1960
1 TESALONICENSES 5:17

Helen Ewan, de Glasgow, Escocia, conoció al Señor a los 14 años. Cuando murió a los 22 años, toda Escocia lloró por ella. Cientos de misioneros alrededor del mundo lloraron por su muerte.

Había aprendido ruso y esperaba ir allá de misionera. Era una chica introvertida que no cantó en público ni predicó; no escribió un libro ni compuso un himno. Jamás viajó más allá de 200 millas (320 kilómetros) fuera de su ciudad. ¿Qué la hizo tan especial? Su vida de oración.

Se levantaba todas las mañanas a las 5 para estudiar la Biblia y orar. En sus ocho años como creyente guardó un diario de oración y por eso podemos saber que había cerca de 300 misioneros por los que ella estaba orando. En su diario escribió la fecha en que primero oró por cierta petición y allí mismo anotó la fecha cuando Dios respondió.

También oraba por los que no conocían a Jesús, muchos por nombre. Y no solo eso, cuando podía, compartía con otros sobre su fe. Los predicadores también se sentían agradecidos cuando ella aparecía en la reunión, pues sabían que estaría orando por ellos y por los que escuchaban el evangelio por primera vez.

¿Cómo es nuestra vida de oración? Podemos hacer un impacto como Helena si oramos sin cesar. (KOH)

¿Es la oración el timón de tu vida
o tu llanta de refacción?

CORRIE TEN BOOM


Un devocional de Un año con Dios (B&H Español)

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