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Reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus veredas.
P ROV E R B I O S 3:6

Cuando se trata de planear, Janet es lo que llamarías una perfeccionista. No hay lugar para el error en su plan. No le gustan los cabos sueltos y odia escuchar: «Todo va a salir bien». Cuando hace un plan, se apega a él. No le gusta desviarse. Como directora de misiones, se ha dado cuenta de la importancia de planear. Algo que ha admitido de ella misma, sin embargo, es que no es aficionada a un plan con muchas partes en movimiento. Ha inventado una frase en sus juntas de personal: «Mientras más partes tenga una máquina, más tendrás que arreglar». Debido a esta forma de pensar, ella se ha mantenido en una zona de confort en su ministerio.

Su zona de confort es el continente americano. Está perfectamente de acuerdo en ir a cualquier lugar en este lado del primer meridiano. Ella ha servido en la parte norte de Canadá y en el sur de Argentina. Ha desarrollado contactos por todo el hemisferio occidental a lo largo de los años que ha viajado a estos lugares. Por esta razón, su planeación es bastante relajada. Ella llama a los pastores, hace itinerarios, establece planes de pago, compra boletos y después se va. Normalmente sus viajes misioneros fluyen sin muchos problemas. El que estaba por suceder, sin embargo, no fue así.

Durante su último viaje, la invitaron a liderar su primer viaje misionero en África. Aunque ya había ido a África, nunca había estado en el continente con un rol de liderazgo. Eso la frustraba mucho. Nunca había planeado un viaje a esta parte del mundo. No tenía contactos. No tenía un contexto cultural para poder entender los sucesos de cada día. Para ella sería una pesadilla armar el plan y, lo que es aún peor, su hijo tuvo la audacia de decir: «Todo va a salir bien». Justo cuando estaba por decirle lo que pensaba, su hijo preguntó con una sonrisa inocente: «¿Nos permitiría Dios ir a una misión si no se supone que debamos estar ahí?».

Sin importar lo frustrada que se sentía con esa declaración, tuvo que admitir la verdad en esas palabras. Muchos de nosotros, cuando hay algo fuera de nuestra zona de confort, creemos que debe ser clasificado como algo malo. No siempre es así. No hemos sido llamados a estar cómodos. El cristianismo nunca ha prometido un estilo de vida de club social, pero sí promete un gozo al final de la dificultad. Años después, Janet iría a su quinto viaje a África. Su hijo estaba sirviendo allá de tiempo completo y ella no podía estar más feliz por lo que Dios había hecho con su familia durante ese primer viaje a África.

PADRE, SÉ QUE MUCHAS VECES EVITO LAS
SITUACIONES QUE SERÁN INCÓMODAS. SÉ QUE
ESOS MOMENTOS VENDRÁN A MI VIDA. PERMÍTEME
SALIR ADELANTE EN ESOS MOMENTOS Y RECONOCER
EL GOZO QUE VIENE DE ELLOS. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H Español)

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