PASAJE DEVOCIONAL: JEREMÍAS 18:1-6

Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. (JER. 18:4)

Por distintas razones he tenido que someterme a varias cirugías a lo largo de mi vida. Nada muy
grave, pero nunca he podido olvidar ese sentimiento de vulnerabilidad, de tener que depender enteramente de un doctor, que aunque haya estudiado muchos años y tenga mucha experiencia, es humano y puede cometer errores.

Una de esas veces cuando estaba a punto de ser anestesiada, un doctor me dijo con mucha confianza en sus habilidades: «No se preocupe, está en buenas manos, la voy a dejar como nueva». Le puedo asegurar que, aunque todo salió bien, no me sentía como nueva cuando recién desperté. Este pasaje me hizo recordar ese momento cuando el doctor me dijo que me dejaría como nueva, y cómo tantas veces nos dejamos en las manos de personas para que nos ayuden a transformar nuestra vida.

Tener mentores espirituales y familiares preocupados de nuestro bienestar es maravilloso, pero ¿quién es el único que realmente puede transformarnos? ¿En manos de quién estamos realmente? Estamos en las manos de nuestro Señor, quién es el único que nos puede dejar como nuevas. El único que puede moldearnos como esa vasija.

Él es tan compasivo y misericordioso que está dispuesto a hacernos de nuevo. Note que el versículo no dice que remendó la vasija rota, sino que «hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla». ¡Qué increíble! Que las mismas manos que crearon el universo y todo lo que existe, nos
puedan tomar, hacernos de nuevo y hasta mejorarnos.

Nunca olvidemos que Él está en control y que siempre estamos en Sus manos. Qué paz al saber que nunca más debemos sentirnos vulnerables porque sabemos que estamos descansando gentilmente en Sus manos.

Señor, gracias porque estamos en Tus
manos y nos puedes moldear y
hacer de nuevo.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)