Como tener dudas sin dudar
Por Mirna Espinoza
Un acróbata a punto de caminar en la cuerda floja. Con un palo en las manos para el equilibrio y los ojos cerrados para la concentración. Justo antes de dar el primer paso hace tres cosas: inhala, exhala y fija sus ojos en un punto. Al otro lado de su recorrido de terror se encuentra un lugar estable, seguro, tierra firme. Pero antes de llegar allí debe pasar por esa cuerda delgada que es lo único que lo sostiene de no caer.
El acróbata comienza, da un par de pasos muy buenos y estables, parece que todo va bien, y esto es a consecuencia de dónde están sembrados sus ojos, están puestos en tierra firme. No escucha nada, no siente nada, solo camina con la mirada en el único lugar seguro, lo único que lo sostiene allí realmente no es la cuerda, es ese punto al cual él mira fijamente. En un momento escucha un grito que dice “la tierra firme no existe” “nada te espera del otro lado” “no es tu mejor destino” cuando esto sucede, él hace una pausa, en un instante un pensamiento se aloja en su mente, y sus ojos voltean a ver a otra parte. Y entonces, cae.
Nosotros vamos en una cuerda como esta y quien nos espera del otro lado es el único lugar seguro, nuestro protector, salvador, libertador, aguarda por nosotros con los brazos abiertos. Lo único que tenemos que hacer es no dejar de verlo, porque cuando eso pasa nos caemos. Cuando vemos a otro lugar que no es Él dudamos, nos cuestionamos Su voluntad y comenzamos a creer nuevamente la mentira que inició todo, que Dios no es bueno y que nuestro plan sería mejor.
¿Esto quiere decir que nunca tengo que tener dudas, que simplemente debo de creer y nunca preguntar? No, a lo largo de nuestro caminar van a surgir muchas preguntas en las cuales algunas no tendrán respuesta, muchos misterios que probablemente nunca se resolverán de este lado del sol y algunas dudas que no tendrán una resolución inmediata. Pero hay algo que no está en el terreno de la duda, hay algo que está resuelto y fue hecho una vez y para siempre. ¡CRISTO!
En Cristo, no hay dudas. Él es el terreno más seguro. Atravesó la cuerda floja por nosotros, con equilibrio perfecto, con sus ojos firmes en el Padre y su corazón palpitando fuertemente por amor a sus enemigos. Gracias a Su obra, nuestro caminar puede sentirse en riesgo o en peligro, pero, si nuestros ojos están como flechas apuntando a Jesús, sabemos que nuestros pasos son dados en tierra firme.
La vida de Job es un ejemplo de cómo tener dudas y no dudar. El silencio de Dios en su vida despertaba en él preguntas, no entendía por qué le estaban sucediendo todas esas calamidades, pero conocía a Su Dios, por tanto, no dejó de honrarlo y confiar en Él. A pesar que Job era pecador, confió en Dios, y al final el Señor le mostró que nunca lo dejó, que sus lágrimas eran vistas pero sobre todo su corazón.
Es muy probable que tengamos muchas preguntas y que a veces nos frustremos por no encontrarle respuesta a todo. Pero podemos descansar en que las dudas de nuestro corazón y las confusiones acerca de qué camino seguir y qué es lo mejor para nosotros, fueron resueltas en la cruz. Cuando caminemos en la cuerda sabemos que es un recorrido seguro porque Él camina con nosotros y cuando nuestro pecado nos grite que Jesús no es lo que necesitamos, debemos anclar nuestros corazones en la verdad, y esta es que somos libres para ya no dudar del amor eterno que Él nos prometió.
Por tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús el Señor, así anden en Él; firmemente arraigados y edificados en Él y confirmados en su fe, tal como fueron instruidos, rebosando de gratitud. Colosenses 2:6-7 NBLA
Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)
