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Por Chárbela El Hage de Salcedo

La mujer fue creada como ayuda idónea y complemento para el hombre. Podríamos resaltar la idea de que, al momento de la creación, Dios dijo que tanto el hombre como la mujer estaban hechos a Su imagen y semejanza, lo cual los transformaba en Sus dignos representantes aquí en la tierra. Al ser hechos a Su imagen, ambos poseían el mismo valor, aunque tenían diferentes géneros, hombre y mujer, lo cual únicamente los distinguía en sus diferentes roles.  

Cuando escuchan la frase «ayuda idónea», muchas quizás piensan que esto de ser ayuda está limitado al rol de esposa. Si bien es cierto que la unión complementaria se ve más claramente en el matrimonio, no debemos olvidar que toda mujer, independientemente de su condición social, es ayuda idónea. Sus dones y talentos y el ejercicio correcto de su rol sirven de influencia para todo aquel que la rodea. Así que, desde ahora, cuando hablemos de ayuda idónea, pensemos no solo en la mujer casada sino también en la soltera, la viuda, la joven, la anciana. Todas son ayudas idóneas.  

Es mi deseo poder mostrarte lo horrendo que luce este rol cuando es vivido de forma distorsionada, y como esta distorsión nos impide influenciar de forma piadosa a aquellos a quienes se supone que debemos ministrar desde nuestro rol.  

Al ser portadora de la imagen de Dios y al haber sido creada a Su semejanza, la mujer, en su rol complementario, aporta a cualquier tarea aspectos del carácter de Dios que puede reflejar mejor en su rol. Es eso lo que a ella la hace única y diferente al hombre, es eso lo que le permite servirle de complemento al hombre.  

Pero esta belleza del carácter complementario y de su rol de ayuda idónea fue lo que Satanás quiso distorsionar desde un principio. Porque él sabía bien que un uso diferente al que Dios había diseñado tenía el potencial para dañar el plan divino para la humanidad. Su conversación con Eva fue el instrumento para entrar en la mente de ella y cambiar la verdad de Dios por la mentira. Y así fue; Eva le creyó a Satanás y ahí comienza su historia y la de nosotras las mujeres por oponernos al diseño bíblico.  

Al entablar esa conversación con Satanás, Eva dispuso su corazón y su mente para comenzar a cuestionar todo lo que Dios había dicho. Como le gustó lo que oyó, actuó en consecuencia. En ese momento, Eva hizo una declaración de independencia de su esposo y de su Creador. Afirmo esto de su esposo porque, si nos fijamos, no vemos nunca a Eva preguntarle a Adán su opinión. Tampoco esperó a que él fuera quien tomara la decisión. Eva se convirtió en ese momento en la cabeza y no en ayuda, en estorbo y no en complemento.  

Debo aclarar que la responsabilidad de la caída no solo cayó sobre Eva sino principalmente sobre Adán, y así lo vemos cuando Dios los confronta y es a él a quien menciona primero al hacerlo. Aunque haya sido Eva la que tomó el fruto del árbol, es a Adán a quien busca primero, porque él como cabeza de esta unión también tuvo sus errores.  

Pero en cuanto a nosotras las mujeres, es bueno que observemos el corazón feminista de Eva, y nos demos cuenta de lo que ella en su papel de ayuda y complemento no hizo. Recuerda que cada vez que veas a Eva, puedes mirarte a ti misma, ya que, si se nos hubiese dado la oportunidad de sustituir a Eva en el Edén, sin duda, cada una de nosotras habría hecho lo mismo.  

Eva ignoró el liderazgo masculino, actuó de forma independiente, pensó que había propósito fuera del diseño divino y todo esto fue posible porque se dio la oportunidad de cuestionar la Palabra que Dios mismo le había dicho. Sin duda, fue nuestra primera feminista, por lo tanto, la pionera en distorsionar el rol que Dios había creado para la mujer. 

Como vemos, esta distorsión del rol, producto de la caída, está en el corazón de cada mujer. A cada una de nosotras nos toca decidir si vamos a actuar en pos de nuestra naturaleza caída o en pos del diseño divino.   

Este es un extracto del libro, Mujeres de influencia, Cathy Scheraldi de Núñez, editora general. Adquiere el libro en todas las plataformas digitales o en tu librería de preferencia. Para más detalles de este recurso, visita: https://mujeres.lifeway.com/category/libros/ 


Chárbela El Hage es diaconisa en la Iglesia Bautista Internacional, en Santo Domingo, República Dominicana. Forma parte del ministerio de mujeres EZER. Está casada con el pastor Héctor Salcedo con quien ha procreado dos hijos Elías y Daniel. Junto a la autora Patricia de Namnún es co anfitriona del podcast De la Biblia a la vida. Posee una maestría en Formación Espiritual y Discipulado del Moody Theological Seminary, en Chicago, EEUU. Es colaboradora en la Biblia devocional Centrada en Cristo y coautora en los libros El ministerio de mujeres y Mujeres de influencia.

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