Pasaje devocional: Mateo 4:1-11
Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4
Recuerdo las veces que de niña nos preparábamos para viajar a nuestro país a pasar la Navidad. Recuerdo que la noche antes del viaje perdíamos el apetito y el sueño por causa de la emoción. Cuando estaba por dar a luz a mi hija, ni mi esposo ni mi madre pensaron en comer debido a la emoción de la espera de nuestra hija. La emoción tiene la capacidad de quitar el hambre. Mi esposo y yo ayunamos los miércoles y aunque solo es un día a la semana, ¡ansiamos poder comer! A la luz del versículo de hoy, me hice una pregunta: Jesús pasó 40 días y 40 noches ayunando, ¿qué hizo para no pensar en comer mientras que yo, luego de unas horas sin comer, estoy anticipando la cena? La respuesta es muy fácil: me imagino que la emoción del tiempo a solas con el Padre fue tan grande que ni siquiera pensó en comer.
Eso me llevó a formularme otra pregunta: ¿Habré perdido la emoción de estar a solas con Dios?
Nada en este mundo puede llenarnos o satisfacernos como la presencia de Dios, pero si hemos perdido la emoción de estar a solas con Él, quizá necesitemos evaluar nuestra relación con Dios para determinar si se ha convertido en una relación monótona, si hemos convertido nuestro tiempo a solas con Dios en un compromiso que calma nuestra conciencia o si simplemente es una tarea más en nuestro calendario cotidiano. Estar a solas con Dios debe ser la experiencia más emocionante de nuestro día, al punto de quitarnos el hambre.
Gracias Señor, porque siempre podemos tener comunión contigo.
Un devocional de Revista Quietud
Los afanes de el mundo nos va apartando poco a poco si darnos cuenta hasta que volteamos y estamos muy alegados de Dios.
Nunca es tarde para regresar