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Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
1 T E SA LO N I C E N S E S 4 : 1 7

¿Alguna vez te has subido a un autobús? No estoy hablando de un autobús para un paseo o del autobús escolar. Estoy hablando de comprar un boleto, esperar en la estación de autobuses y subirte al autobús rumbo a un destino planeado. Hay millones de personas que viajan en autobús cada año. Puede ser que escojan viajar en autobús para ahorrar dinero porque no pueden comprar un boleto de avión o simplemente porque prefieren viajar por tierra. Evidentemente hay todo tipo de personas en estas estaciones. Muchas veces, las personas no se hablan al esperar en la estación o en el autobús. Cada quien simplemente agacha su cabeza hasta llegar a su destino. Aun así, incluso con la poca conversación o sensación de comunidad, hay destellos de decencia humana y compañerismo entre los viajeros.

Puedes ver a desconocidos apoyándose unos sobre otros para descansar. Pero nada reemplaza el sentimiento de sonrisas compartidas al ver a alguien llegar a su destino. Estos viajeros pueden ver el país entero desde la ventana de un autobús. Se bajan de uno y se suben al siguiente. Se fomentan amistades que nunca se vuelven a ver después de su llegada, pero aun así, como amigos, cuando un viajero ve que reciben a otro en la estación, hay un gozo que viene de observar las bienvenidas dadas a las personas que recogen al viajero.

Para algunos, es un recuerdo de lo que viene. Hay algo especial acerca de llegar a casa. Las circunstancias del regreso de la persona no parecen importar. Siempre hay gozo al regresar a lo familiar, regresar a un sentido de seguridad y protección. La familia es el recuerdo de la seguridad que muchas veces damos por sentado.

Las reuniones traen un gozo como ninguno otro. Las reuniones existen para recordarnos que, aun cuando muchos de nosotros pasamos tiempo lejos, el amor entre la familia y los amigos es algo que va más allá de la distancia y del tiempo. El amor de Dios para nosotros es igual. Muchos de nosotros pensamos en la vida que vivimos en esta tierra y, aun así, no cuestionamos el amor que Dios tiene por nosotros. Aunque nuestra reunión con Él tiene algo de misterio, sabemos que está cerca. Sabemos que habrá un gozo indescriptible cuando estemos cara a cara con nuestro Padre amado. Se nota algo cuando recogen a una persona en una estación de autobús. Nunca miran atrás. Ellos aceptan con gozo que se terminó el viaje y que valió la pena el trayecto para llegar a su destino.

SEÑOR, GRACIAS POR DARME UN VISTAZO DEL
GOZO QUE EXPERIMENTARÉ CUANDO LLEGUE A
MI HOGAR CONTIGO. GRACIAS POR EL GOZO QUE
VIENE DE SER REUNIDOS CON PERSONAS QUE
AMAMOS Y RECUÉRDAME APRECIAR EL AMOR QUE
SE SIENTE CUANDO HAY UNA REUNIÓN. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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