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Pasaje devocional: Salmo 119:129-136

La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples. Salmo 119:130

¿Alguna vez oró así: “¡Padre, llévame a las naciones a predicar tu palabra! ¡Permíteme ayudar al necesitado! ¿Cuáles son tus planes para mi vida? ¡Úsame!”? Al pensar en servirle, muchas veces descartamos varios ministerios o creemos que nos falta talento, vocación o interés. Por ejemplo, yo podría pensar: “no canto, no tengo paciencia para el ministerio de niños, no puedo participar en el ministerio de evangelismo, los números no son mi fuerte, así que no podría ayudar en la tesorería de mi iglesia… y así vamos limitando nuestras posibilidades de “servir a Dios’’. Pero, todos somos llamados a lo mismo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). ¡Somos llamados a hacer discípulos! Todos los demás ministerios son herramientas que nos ayudarán a desarrollar nuestro llamado.

Al aceptar a Cristo en nuestro corazón, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros y nos da un espíritu de poder, amor y dominio propio que nos capacita para proclamar a Cristo y las maravillas que Dios ha hecho en usted y en mí. No necesitamos ser misioneros para llevar el Evangelio a las naciones, allí donde Dios nos ha puesto podemos exponer su palabra y alumbrar el camino del que anda en tinieblas.

Vea cada día como una oportunidad para exponer la palabra de Dios hasta la persona más difícil de su trabajo, a la chica malhumorada que le sirve café o el señor serio que le recibe en el autobús. No vea sus semblantes, ¡vea el alma sedienta de un Dios vivo!
Sábado

Gracias por Tu Palabra.

Un devocional de Revista Quietud

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