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Levantándose muy de mañana, siendo aún muy
oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
MARCO S 1 : 3 5

Seamos sinceros. Vivimos en un mundo ruidoso. Entre los timbres de nuestros celulares, las bocinas de los autos en las calles y los gritos de nuestros niños en la casa, nos volvemos bastante conscientes de qué tan ruidoso es nuestro mundo. Y no es algo que se desaliente tampoco. Al contrario, se venden televisores con capacidades de sonido múltiples basados en los parlantes que compres con ellos. El rugido de un motor es lo que indica la fuerza y el poder del vehículo. Incluso en los cines, los cuales son bastante ruidosos de por sí, ahora hay cuartos con parlantes alrededor para hacer sentir a la audiencia como si estuviera dentro de la película.

El silencio es una comodidad que no es apreciada. Incluso las oficinas, donde el trabajo debería implicar concentración, están llenas de máquinas de ruido blanco que nos permiten trabajar con un nivel aceptable de sonido. La mayoría de nosotros no podemos dormir si no hay un ventilador prendido. Seamos realistas. Nos gusta el ruido. De hecho, si somos sinceros, podríamos admitir que casi nos sentimos incómodos cuando no hay ruido.

Y, aun así, el silencio tiene tanto por ofrecer. Ya sea que nos guste o no, el silencio es bueno para nosotros. Puede darnos un nivel de incomodidad al inicio, pero hay un objetivo detrás de la incomodidad. Piensa en tu «tiempo de quietud», por ejemplo. ¿Qué tan seguido oras a Dios mientras el mundo está zumbando a tu alrededor? ¿Alguna vez has intentado orar a Él entre canciones de la radio? ¿Has pensado que puedes tener tu lectura bíblica mientras está prendida la televisión y los niños corren por la casa?

Sé que podemos estarnos enfocando en el ruido audible, pero ¿qué tal el ruido de una vida caótica? ¿Intentas encontrar unos momentos de oración de camino al trabajo y lo cuentas como un tiempo de calidad lleno de Dios? ¿Qué hay de leer Su Palabra? ¿Qué tan seguido intentamos leer rápido la Biblia mientras nos aseguramos de que los niños se duerman?

Algunas veces eso es todo lo que puedes hacer. Se entiende completamente. El punto no es regañarte por no tener momentos profundos. El punto es ir en dirección al gozo. Hay gozo en el silencio. Cuando quitamos las distracciones, podemos profundizar en nuestra relación con Dios. Podemos leer Su Palabra con más claridad. Podemos orar con más enfoque. No pierdas el gozo de conocer a Dios de manera más profunda. Quita las distracciones. Quita el ruido y conócelo mejor en el silencio.

SEÑOR, SÉ QUE VIVO UNA VIDA RUIDOSA. SÉ QUE
HAY COSAS EN LAS QUE DEBO TRABAJAR CADA DÍA.
PERMÍTEME PONER ESAS COSAS A UN LADO POR
UNOS MOMENTOS PARA CONOCERTE MEJOR. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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