Pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
J O S U É 2 4 : 1 5 b
Muchos de nosotros hemos escuchado esta frase. Normalmente se dice en un hogar donde se ha «vivido mucho». Esta forma de personificación es algo que muchos sienten al entrar a una casa antigua. Para algunos, tristemente, entrar a una casa puede significar dolor. Una casa puede haber albergado discusiones, frustraciones e incluso abuso. Eso es triste, pero también hay gozo como ningún otro cuando entramos a una casa llena de amor.
Todos sabemos de qué casas estoy hablando. Para algunos de nosotros, es una familia que ha tenido semanas llenas de noches de juegos, risas a la hora de la cena y respuestas amorosas durante tiempos difíciles. Sabemos cuándo una casa ha sido empapada de oración y lectura de la Escritura. Puedes sentir cuando Dios es la parte principal del hogar. Todos sabemos que debemos ser hospitalarios, pero hay algo extraordinario sobre una casa que comunica un ambiente cálido en sí misma. Las personas ven fotos familiares en las paredes o notan que una Biblia no está cubierta en polvo y se ve usada. Se dan cuenta cuando la familia se habla de manera natural y no finge frente a las visitas.
Cuando un hogar está lleno de estas cosas de manera consistente, se vuelve obvio para todos los que entran en la casa. Cuando un hogar se llena del gozo de conocer a Dios, es evidente y comunica algo. Dice que ese hogar sirve, ora, estudia y, sobre todo, ama. El gozo sobreabunda cuando amamos a Dios. Nuestros hogares deben tener tal abundancia de gozo que se derrame en sus paredes. Nuestras paredes deben estar saturadas de oración. Nuestro tiempo invertido en el hogar debe ser seguro y confiable; la presencia de Dios debe ser evidente en la casa y en los que la habitan. Hay gozo en eso. El gozo viene de saber que Dios es el Señor de nuestras vidas. Eso incluye dónde vivimos y cómo vivimos.
Toma un momento y observa las paredes de tu casa. Si pudieran hablar, ¿qué dirían? ¿Encontrarías gozo en lo que escucharías? ¿Querrías que tus visitas escucharan ese mensaje? El gozo y el amor se comunica a todos los que entran a tu casa. Antes de enfocarte en lo que ellos escucharían, toma tiempo para enfocarte en el gozo que puedes poner en esas paredes al adorar y servir a Dios.
SEÑOR, SÉ QUE HAY MOMENTOS EN LOS QUE
NO VIVO DE ACUERDO A TU VOLUNTAD. SÉ
QUE ALGUNAS VECES TE DESOBEDEZCO DESDE
LA COMODIDAD DE MI HOGAR. PERMÍTEME
VER A MI HOGAR COMO UNA BENDICIÓN QUE
TÚ ME HAS DADO Y QUE CON ESE REGALO
VIENE UNA RESPONSABILIDAD DE CONOCERTE
PROFUNDAMENTE Y SERVIR A TU REINO. AMÉN.
Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)