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Amados, no os sorprendáis del fuego de
prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por
cuanto sois participantes de los padecimientos
de Cristo, para que también en la revelación
de su gloria os gocéis con gran alegría.
1 P E D R O 4:12 – 13

Puede parecer bastante extraño encontrar este título en un libro sobre el gozo. Resulta evidente que el dolor raramente trae gozo, pero pregúntale a cualquier deportista y te dirá lo contrario. Si entras al gimnasio más cercano que tenga aparatos de levantamiento de pesas y máquinas cardiovasculares, raramente encontrarás a alguien con un rostro placentero durante su entrenamiento. Y, aun así, estos lugares suelen estar llenos de personas esperando la oportunidad de usar esas máquinas para su entrenamiento.

Algunos invierten horas y horas en estos lugares, levantando pesas, corriendo distancias largas y, aun así, sin moverse de un lugar físico. Al realizar todas estas hazañas físicas, comienzan a sudar, sus cuerpos se cansan y emiten un olor nada agradable. Si observamos desde afuera, parece que estas personas están sometiendo sus cuerpos a varios tipos de tortura y, aun así, la industria de entrenamiento físico es una empresa multimillonaria. Ellos están literalmente ganando dinero con el sudor de la frente del consumidor.

Aun así, las personas participan en desarrollar su propio cuerpo. Incluso al costo de su propia comodidad, encuentran gozo en lo incómodo. ¿Por qué? ¿Qué hay en estas actividades que han cautivado a nuestra cultura? No podemos ver una película sin que un actor o actriz demuestre su destreza física. No podemos estar en las redes sociales sin encontrar la rutina de ejercicio de las personas. No podemos siquiera escuchar música sin encontrar listas de reproducción para hacer ejercicio. La realidad es que hay algunas cosas en la vida que traen un poco de incomodidad y mucho gozo.

¿Por qué sucede esto? ¿Qué hay en estas actividades incómodas que seguimos llevando a cabo? ¿Qué las hace tan especiales? Bueno, como con el ejercicio, hay momentos en la vida que causan un poco de dolor, pero traen bastante gozo. La máquina para caminar puede ser agotadora, pero correr un maratón es algo que trae gozo y orgullo a nuestros logros. Ese ejercicio matutino puede ser difícil, pero no tan difícil como vivir un estilo de vida con consecuencias por sobrepeso.

Espiritualmente, puede ser una inconveniencia apartar tiempo para orar o leer la Biblia, pero ¿alguna vez has escuchado a alguien decir que su tiempo en la Palabra no valió la pena? ¿Has sabido de alguien que pasa tiempo en oración decir que fue una pérdida de tiempo? ¡Claro que no! Aunque todos hemos sido culpables de considerar dar nuestro tiempo como una inconveniencia, no hay nada como el gozo que se encuentra al vencer esa actitud y pasar ese tiempo con Dios.

SEÑOR, SÉ QUE ALGUNAS VECES ACTÚO COMO
SI FUERA DOLOROSO DAR DE MI TIEMPO

PARA PASAR LO CONTIGO. PERMÍTEME DARME
CUENTA DE QUE HAY GOZO EN EL OTRO LADO
DE MI INCONVENIENCIA, EL CUAL AMERITA EL
SACRIFICIO DE DAR ESE TIEMPO. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H Español)

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