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Por Angélica Rivera

En una ocasión escuché a un pastor decirme: “Recuerda que las ovejas muerden”. Se refería a personas a quienes, a pesar de pastorearlas y servirles por cierto tiempo, al final te hieren. Esto me hizo pensar en qué clase de oveja soy y el dolor que muchas veces los pastores sienten con nuestro trato. 

La verdad es que Dios bendice cada día nuestras vidas, a través de hombres que Él ha llamado al ministerio con la hermosa labor de pastorear a Su pueblo. No son hombres perfectos, sino con debilidades y faltas, pero de los cuales estoy muy agradecida. Por esto, siempre me he preguntado cómo puedo cuidarlos y respetarlos, al ser esposa de un pastor, me preguntaba también cómo mi esposo se siente cuidado por su iglesia. Pensando en esto veamos seis ideas de cómo podríamos cuidar mejor a nuestro pastor: 

1) Ora por él 

Esta es una de las mejores maneras en la que podemos cuidar a nuestro pastor, ya que nuestras oraciones le sostienen para que él pueda llevar a cabo la ardua labor de pastorear Su grey. 

Normalmente subestimamos el poder de la oración, pero debemos creer el impacto que tienen nuestras oraciones para sus vidas. Ninguna oración que hagamos por ellos es en vano. 

Casi siempre cuando me encuentro orando por mis pastores viene a mi mente, el momento cuando Moisés estaba en la batalla y sus manos se cansaron cuando Israel estaba peleando contra Amalec: 

11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. 12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. 
Éxodo 17: 11-12 

Al orar nosotros sostenemos a nuestros pastores, levantamos sus manos, para que puedan vencer en medio de las batallas que se levantan contra ellos. Son muchos los fuegos que tienen que apagar, diferentes labores que realizar; hazles saber que oras por ellos, que cuentan con el apoyo de ovejas que los aman. 

2) Compartirles, con respeto, áreas que deben mejorar 

Si hay una cosa que mi pastor siempre nos dice es que, si vemos algo en su vida que no está bien, tengamos la confianza de decirle, porque eso es una oportunidad para crecer en su vida. Me impacta esa forma humilde de pensar, porque me muestra un corazón que reconoce que es falible, pecador y que busca vivir en integridad delante de Dios. Sin embargo, debemos cuidar la forma en la que les señalamos las áreas a mejorar, reconociendo que Dios es quien los ha puesto en una posición de autoridad y que les debemos nuestro respeto. La intención debe de ser, en todo tiempo, cuidarlos del mal para que no tengan estorbo y puedan llevar a cabo la labor pastoral que se les ha asignado. 

3) Ser una oveja dócil y fácil de dirigir 

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” Heb. 13:17 

En ocasiones, he escuchado que hay ovejas que parecen cabritas, porque son tercas y rebeldes, son dolores de cabeza para los pastores, porque se convierten en una carga pesada. Le pido a Dios no ser un problema, si no, al contrario, servir con mis dones y talentos en la iglesia, de tal manera que ellos puedan ocuparse del estudio de la Palabra y la predicación, y que yo les produzcan alegría y no pesar. 

4) Apoyar a su alimentación y crecimiento espiritual 

Tu pastor tiene la tarea continua de instruir, enseñar, capacitar, aconsejar y alimentar a la grey con la Palabra de Dios. Esta no es una labor sencilla y requiere de horas de estudio bíblico y de lectura de libros y materiales que le ayuden a estar preparado para sus funciones. Si deseas apoyar esa preparación, creo que una de las formas más efectivas de hacerlo es obsequiándole libros o cualquier recurso literario que le permita seguir creciendo y edificándose para que él pueda edificar a otros. 

Esta es una iniciativa aún más valiosa, si conoces que tu pastor no posee todos los recursos necesarios para tener una biblioteca abundante. Atrévete a preguntarle 

si tiene una lista de libros deseados o pendientes por adquirir y sorpréndele un día con un obsequio que sabes que valorará mucho y le ayudará a estar mejor equipado para su labor de usar bien la Palabra de verdad (2 Tim 2:15). 

5) Como mujer, cuida tu forma de vestir, porque el hecho de ser pastor no los hace inmune al pecado y las tentaciones 

9 Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, 1 Tim 2: 9a 

Debemos recordar que los pastores son humanos y con debilidades y debemos ser cuidadosas al no serles de piedra de tropiezo, vistiéndonos de manera prudente y decorosa. De igual manera, debemos cuidarlos de cualquier contacto físico que no sea apropiado. Cuídate a ti misma de no ser para ellos cualquier tipo de tentación. 

6) Busca maneras creativas de que el pastor pueda dedicar tiempo a su esposa e hijos. 

4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?) 
1 Tim 3:4-5 

Piensa en maneras creativas como puedes ayudar para que tu pastor pueda, de vez en cuando, desconectarse y tomar tiempo con su familia. Podría ser regalándole una cena para que él y su esposa puedan salir y compartir, cuidar a los niños en una ocasión que lo amerite, ayudarles a conseguir un fin de semana para que disfrute con su familia; en fin, busquemos formas en las que podamos ser generosos con ellos, propiciando que puedan descansar y tomar tiempo para su principal ministerio que es su familia. 

Que Dios nos permita ser un canal de bendición para nuestros pastores, a través de nuestro cuidado y respeto, sabiendo que, haciendo estas cosas, agradamos a Dios y colaboramos con la expansión de Su reino. 

Angélica Rivera de Peña es diaconisa en la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana, es graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa Seminary Wives Institute, está casada con el pastor Joel Pena, encargado del ministerio de Vida Joven de su iglesia donde Angélica sirve junto a su esposo, y tienen dos hijos, Samuel y Abigail.

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