Nunca se apartará de tu boca este libro de la
ley, sino que de día y de noche meditarás en él,
para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
J O S U É 1:8
Desde el día en el que Gerardo cumplió 40 años, su esposa ha sido insistente en su dosis diaria de lo que parecieran docenas de vitaminas. Cuando comenzó a tomar diferentes pastillas, de inmediato consideró la tarea bastante abrumadora. Odiaba la idea de comenzar cada día abriendo diferentes envases y frascos, y tomando pastillas multicolores que nunca había necesitado. Siendo sincero, Gerardo lo odiaba. Hay días en los que este ritual matutino parece una inconveniencia. Aun así, esto es algo en lo que él invierte tiempo todas las mañanas.
Al inicio, pensó que esto tranquilizaría a su esposa. Supuso que, al tomar pastillas de glucosamina, aceite de pescado y suplementos multivitamínicos, su esposa estaría contenta. Algo, sin embargo, comenzó a cambiar. Fue un proceso lento, pero él notó que sus articulaciones le dolían menos. Su corazón comenzó a latir con más fuerza. Incluso los dolores musculares por su ejercicio diario no parecían durar tanto. Sabía que esto no era lo único que contribuía a su modo de vida saludable, pero definitivamente estaba ayudando.
Muchos de nosotros pensamos que el tomar vitaminas diarias puede asemejarse a la lectura diaria de la Biblia. Sabemos que es bueno para nuestro caminar diario con el Señor. Sabemos que mejora nuestra habilidad de tomar la cruz cada día. Aun así, todos hemos tenido momentos en los que vemos la lectura de la Escritura como algo un poco inconveniente. Pareciera ser algo que detiene nuestros deseos de hacer más de lo que nosotros queremos en la vida. Como Gerardo, sabemos qué es bueno para nosotros, pero no queremos hacerlo.
Aun así, podemos identificar a aquellos que están en la Escritura cada día. Los conocemos por su forma de actuar y hablar. Podemos percibir la salud espiritual en esas personas de tal forma que es obvio que están pasando tiempo con el Señor. De la misma manera que podemos percibir si alguien se ejercita a diario o come de forma saludable la mayor parte del tiempo, podemos identificar a aquellos que tienen una relación profunda con la Palabra de Dios.
La Biblia debe ser nuestra dosis diaria. La Palabra de Dios debe ser algo que tomemos cada día con emoción y naturalidad. No debe ser algo que ponemos en el librero y leemos de vez en cuando. Así como cuando tomamos vitaminas, no tiene el mismo efecto si solo las tomamos una o dos veces a la semana. Así como el gozo que viene de vivir una vida saludable, la lectura diaria de la Palabra es algo que no puede explicarse.
SEÑOR, SÉ QUE HAY MOMENTOS EN LOS QUE NO LEO
TU PALABRA COMO DEBERÍA. ALGUNAS VECES LO
CONSIDERO UNA INCONVENIENCIA. RECUÉRDAME
DEL GOZO QUE VIENE DE PASAR TIEMPO EN TU
PALABRA CADA MOMENTO QUE PUEDA. AMÉN.
Un devocional de 100 días de gozo (B&H Español)