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Por Jeanine Martínez 

¿Qué sostiene un corazón ante el dolor y las tragedias? ¿Qué hace a una mujer enfocarse en el propósito de cada situación, sin dudar del carácter de Dios? 

Desde mi adolescencia leí los escritos de algunos misioneros que me enseñaron a través de sus historias y testimonios de vida. Por ejemplo: Jim Elliot y su esposa Elizabeth Elliot fueron usados por Dios para animarme en mi jornada misionera. Podríamos decir que Elizabeth fue como una mentora para mí. Quizá Elizabeth consideraría a Amy Carmichael su mentora, en este sentido. La vida de Amy refleja una hermosa labor misionera labrada con dolor, pero que cosechaba con lágrimas de fe y esperanza cuando rescataba a niñas de la prostitución. 

Lo cierto es que, un corazón sustentado, firme, quieto y confiado, descansa en quién es Dios y no en tu esfuerzo personal. Tu esfuerzo es la responsabilidad que Dios pone sobre ti. Pero, la responsabilidad de Dios es sostenerte en la verdad de quién es Él. Deuteronomio 33:27 lo afirma: «El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen». 

Amy cultivó una profunda confianza en Dios que mostraba en su vida de oración y en los pasos de fe y obediencia que daba desde muy joven, ella sabía quién la sostenía. Sin embargo, no todas nos estamos quietas confiando en Dios. Isaías 30:15 Dios le dice a su pueblo, «Porque así ha dicho el Señor Dios, el Santo de Israel: «En arrepentimiento y en reposo serán salvos; En quietud y confianza está su poder. Pero ustedes no quisieron». 

Amy experimentó el amor de Dios en su vida que no viene de una interpretación propia aislada de la auto revelación de Dios. Ese era el amor que ella tenía para compartir, pues nadie puede dar lo que no ha recibido o experimentado. Su relación profunda con Dios, le daba certeza y confianza en Su amor para compartir con otras, de manera que, ellas fueran sustentadas por ese mismo amor. Es muy fácil olvidar o pensar de manera superficial en las verdades más profundas acerca de Dios. Dos seres humanos pueden atravesar la misma circunstancia, pero llegar a diferentes conclusiones. Lo que conocemos de Dios no puede venir de interpretación personal porque en nuestra naturaleza pecaminosa impondremos sobre Dios características que no son Suyas, especialmente cuando experimentamos una pérdida, cuando no recibimos lo que queremos o cuando no entendemos lo que Él está pidiendo de nosotras, allí dudamos de Su bondad.  

En las poesías y escritos de Amy Carmichael encontrarás verdades profundas que reflejan su hábito y disciplina en la meditación bíblica. Ella no solamente leía la Palabra de Dios, la rumiaba y pensaba para saturar su alma, lo que llenaba sus oraciones de palabras para Dios y eran su combustible para la obediencia en la obra y el servicio a Dios. 

Algunas aplicaciones 

En la vida de Amy sus últimos 20 años de vida los pasó paralizada en cama por varias enfermedades. Sin embargo, escribió su mayor legado de libros en ese tiempo. La vejez y la enfermedad no fue una excusa para no terminar bien su carrera a los 83 años de edad. Aquellas de ustedes que sienten la soledad de la vejez, cuyos cuerpos les están fallando, cuyas circunstancias les dice que están solas porque enviudaron, o tienen el nido vacío, les animo a sostenerse de la misma palabra que Amy se sostuvo:  

«Yo seré su Dios durante toda su vida; 

    hasta que tengan canas por la edad. 

Yo los hice y cuidaré de ustedes; 

    yo los sostendré y los salvaré», Isaías 46:4 NTV. 

Jovencita, ¿Te preocupa tu futuro? ¿Qué vas a estudiar? ¿Con quién te vas a casar? ¿Qué será de tu vida? ¿Si a tus padres les pasa algo? Dios ha prometido Su presencia para cada paso y cada decisión que realices. Solo toma el próximo paso. Amy vivió su vida así, un paso de obediencia, tras otro paso de obediencia. Toma tú el próximo paso de obediencia y hazlo con un corazón entregado completamente a Él porque Él ha está contigo, como estuvo con Amy. 

Amy tuvo padres muy comprometidos, tuvo padres consagrados. Jovencita, hoy quiero hacerte una pregunta: ¿Dónde está tu fe? Tal vez, crees en Dios porque en tu casa todos creen, pero no experimentas una verdadera relación con Dios. Déjame decirte que la fe no es hereditaria. El asistir a la iglesia, o al grupo de jóvenes no necesariamente quiere decir que has puesto tu fe y confianza en Dios. Así que te dejo otra pregunta: ¿Decidirás seguir a Dios y confiar toda tu vida a Él que puede sustentar tu corazón?  

Mamá, Amy fue soltera, no tuvo hijas biológicas, pero sí hijas espirituales.  Ella enseñó a estas mujeres que estaban increíblemente abusadas, heridas y quebrantadas, a pesar de que, como todas, no tuvo entrenamiento para la maternidad. Pero, como dadora de vida espiritual ella probablemente tuvo que enfrentar las mismas luchas que tú: 

¿Confiarás en Dios para guiar el corazón de ese pródigo de vuelta a Dios? 

¿Confiarás tu futuro o tu presente en medio de las enfermedades? 

¿Confiarás en Dios cuando tus hijos requieran más energía que la crees tener? 

Una oración eficaz para la vida cristiana la encontramos en Efesios 3:15-16: «También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.» Es imposible amar a Dios y amar a los demás infinita y constantemente en nuestra humanidad porque nuestro amor es finito e inconstante. A diferencia de Dios, Su amor es abundante que sustenta nuestros corazones. 

De la vida de Amy Carmichael podemos aprender mucho, te animo a que busques su biografía para saber más de ella. Sin embargo, te comparto algunas de sus enseñanzas: Cuando Dios te pide u ordena algo, prioriza el ser. Ser, no es pretender. Sé fuerte, pero que tu fortaleza fluya de la fuente inagotable, Jesucristo y no de mera fuerza de voluntad o esfuerzo personal. Sé valiente porque sabes que, si Dios te envía, Él está contigo en cada paso, circunstancia, prueba, tentación, pérdida o necesidad. Sigue adelante. El Dios que sustenta corazones es tu Dios, así como fue el Dios de Amy Carmichael. 

Jeanine Martínez de Urrea es misionera en Guatemala y sirve con Iglesia Reforma. Es enviada por la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana. Tiene una Maestría en Artes en Estudios Teológicos y Liderazgo Intercultural por el Seminario Bautista del Sur (SBTS), y una Maestría en Ciencias en Ingeniería Sanitaria y Ambiental (INTEC). Sirvió como misionera transcultural, con enfoque en enseñanza bíblica, entrenamiento misionero y discipulado, en el Sur y el Este de Asia por casi 9 años. Es apasionada por hacer discípulos de Cristo, de todas las naciones, a través de la enseñanza bíblica. Le gusta cocinar, la música, y conocer personas de distintas culturas, apreciando la multiforme gracia. De vez en cuando, recuerda detenerse y oler las flores.

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