Skip to main content

Una introducción al enfoque bíblico del trabajo

Por Jemima Dávila

Mientras escribo este blog, tengo una canasta repleta de ropa por doblar. Acabo de responder un grupo de emails, revisar un libro, olvidé cambiar la cita de una consejería y también se me olvidó planear la cena. Esta soy yo, en casi todas mis semanas. Probablemente dos veces a la semana, debo sentarme, respirar e ir una tarea a la vez. Mi cabeza tiene la mala costumbre de saltar de pendiente en pendiente y a ratos entretenerse en sus pensamientos. Entre correr con las responsabilidades de esposa, empleada, consejera bíblica y más, los días se me van. Y si en algún momento veo que una de esas áreas cae en caos, yo misma me veo como un caos. ¿Te ha pasado que, si algo no va como se espera, eso se relaciona con tu identidad? Poniéndolo de otra forma ¿sientes que tú no eres lo que se espera?  

Ahora mismo, no sé en qué etapa de la vida te encuentres, pero estoy segura de que tienes tus propias luchas. Hace 4 meses atrás yo era completamente otra persona, pero ahora, el embarazo me ha vuelto a confrontar con áreas de mi corazón que creía resueltas. Mi energía no es la misma, y los resultados que espero de cada día también han cambiado, por lo que le he compartido a mi esposo múltiples veces lo fracasada que me siento. Y él en amor, me pregunta «¿sientes que eres un fracaso o que el día no fue como esperabas?». ¡Cuánta verdad en una sola pregunta!, eso me lleva a pensar «Jemima, ¿en dónde descansa tu identidad?». Lo interesante es que es la misma pregunta que muchas de mis amigas, mujeres fieles al Señor, me han hecho en diferentes circunstancias. 

El año pasado luché con la idea de «¿Qué clase de mujer soy si no puedo tener hijos?», y tal vez lo leíste en el blog «¿Qué o quién debería definirme como mujer?».  Este año, por la gracia de Dios, esperamos un bebé y la lucha no ha cambiado. Lo cierto es que, como mujeres siempre batallaremos con la creencia de que aquello que hacemos o logramos nos define, en lugar de descansar en la verdad de la Escritura. Y esto también es cierto para nuestro entendimiento del trabajo.  

Entonces, hablemos del «elefante en el cuarto», ¿Una mujer puede o no trabajar?  ¿A qué ha sido llamada una mujer? ¿Hay diferencia entre tener un trabajo corporativo y mi servicio en el hogar?  ¿Qué pasa si estudié lo suficiente para tener un buen trabajo y ahora estoy embarazada? ¿Qué pasa si soy soltera? ¿Qué pasa si estoy al cuidado de mis padres? ¿Qué pasa si tengo un negocio, estoy pecando? ¿Mi esposo murió qué debería hacer? 

Como te mencioné antes, la etapa de vida en la que te encuentras puede variar de mil maneras, y probablemente un blog no responda todas tus preguntas. Pero sí quiero darte tres herramientas bíblicas para responder a las dudas que seguirán surgiendo. Al final, quiero que mires que la pregunta no es si puedes o no hacer algo, sino ¿cómo sustentas bíblicamente la forma en la que estás viviendo? 

El trabajo no es el problema 

El trabajo fue instituido por Dios antes de la caída, afectado por el pecado después de la caída y redimido por Cristo. El trabajo trae dignidad a las personas, eso es un regalo. Entonces, no, el trabajo no es el problema, sino dónde está mi corazón al momento de hacerlo. Y para eso necesitamos separar el «ser» del «hacer». Como mujer has sido creada por el Señor (Gén. 1:27-28, Gén. 2:21-23). En el Salmo 100:3 dice «sepan que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo Suyo somos y ovejas de Su prado».  

Si has sido redimida por el Señor y llamada a salvación en Cristo, eres Su hija (Ef. 1:4-5, Ef. 2:1-10). Por lo tanto, has sido llamada a tener comunión con Cristo (1 Co.1:9). Tu llamado supremo como mujer no es estar casada y tener hijos. Desear estas bendiciones es bueno, pero estar satisfecha en Cristo es innegociable. Entender nuestra identidad nos permite distinguir cómo se expresa en nuestra vida diaria. Nota que tu identidad y llamado como mujer están relacionados el uno con el otro y hablan más del «ser» que del «hacer». Pero si no has experimentado el entender tu pecado y la belleza del evangelio, tu identidad es ser enemiga de Dios (Ro. 5:10) y puedes acceder a Su gracia hoy. Busca al Señor hoy.  

Entonces, después de leer este par de párrafos, responde esta pregunta «¿Quién eres tú?». 

El problema no es el trabajo, sino que no sabemos quiénes somos y nos la pasamos defendiendo creencias humanas y tradiciones que nos confunden. Si no entendemos nuestra identidad, daremos oportunidad a cualquier cosa para definir nuestro valor. Determinar mi valor en «cuan productiva soy» o «exitosa llegaría a ser», termina siendo una trampa que asfixia la gratitud y contentamiento que el Señor nos anima a ejercitar, no por nuestro desempeño sino por quién es Él. Querida lectora, nuestro valor no puede depender de cosas finitas, sino que, por la gracia de Dios, depende del carácter de nuestro Creador. ¡Esas son buenas noticias! 

Mi hogar o el trabajo, no sé qué elegir 

Ya que revisamos la importancia de entender nuestra identidad y llamado bíblicos como mujeres. Ahora pasemos a ver cómo luce el «ser» en el «hacer». Lamentablemente a partir del siglo XVIII, como sociedad recolectamos las ideas de generaciones pasadas y las llevamos a conclusiones confusas. Se inició la Revolución Industrial, sacando al hombre del hogar y llevándolo a las fábricas, por lo tanto, las mujeres se levantan para luchar por derechos básicos como estudiar o ser contada como ciudadana, y por erróneamente creer que debemos alcanzar el supuesto estándar masculino. Entonces se redefine la actividad en el hogar y la actividad fuera del hogar. Llamamos a lo uno «trabajo» y a lo otro «quehaceres domésticos». ¿Cuál es el problema aquí? Bueno es simple, le dimos más valor a lo que se hacia fuera, que lo que se hace dentro del hogar. Y luchamos incansablemente porque creemos que eso define nuestro valor. 

Y no, no es cierto que fuiste creada para algo más que para la cocina, porque no fuiste creada para la cocina. Fuiste creada para la gloria y alabanza de Dios, eso es lo que Pablo menciona en Efesios 1:3-14 y me gustaría que revises eso en casa y marques cuántas veces dice «…seamos para alabanza de Su gloria». ¡Esto es hermoso! Ahora puedo lavar los platos sin pensar que eso es todo en la vida sino me puedo regocijar en alabar al Señor y bendecir a mi hogar de esa forma. 

Courtney Moore explica en su libro «la mujer y el trabajo», que el trabajo es una obra que se lleva a cabo con nuestro cuerpo y debe ser con el propósito de glorificar al Señor.1 Dentro o fuera de casa, el trabajo es una actividad hecha con nuestro cuerpo, para la gloria del Señor y es una vocación ministerial que el Señor me ha confiado en esta etapa de mi vida. El trabajo es un ministerio porque sigues siendo cristiana dentro y fuera de tu casa, y tienes la responsabilidad de reflejar a Cristo 24/7 y hacer discípulos. 

La importancia de la fidelidad 

Si dentro o fuera del hogar yo tengo un trabajo y debo ser responsable, tal vez te preguntas «¿cómo sé cuándo hago lo uno o lo otro?». Y aquí ya saltamos a un aspecto de sabiduría, yo no puedo decirte que luce mejor, pero si puedo darte un par de herramientas, usa las siguientes preguntas: 

¿En qué etapa de la vida el Señor me ha colocado? 

¿Mi corazón está buscando ser fiel a Dios? 

¿Cómo puedo ser de ayuda para mi familia o mi esposo? 

¿A qué cosas me estoy aferrando en lugar de descansar en Dios? 

No busques ser igual a las mujeres de redes sociales o en la vecina de enfrente, sumérgete en la Palabra de Dios, encuentra sabiduría y deléitate en ver como el Señor te da convicciones saludables.  Leamos la Biblia para grabar la verdad en nuestro corazón.  Busquemos fervientemente al Señor en oración, meditemos en Su Palabra, ayunemos y congreguémonos en nuestra iglesia local dejando de lado lo que sea necesario. Entonces nuestro corazón hallará descanso, respuestas y fuerzas. Y me puedes decir «yo lo hago y nada cambia» bueno «¿leíste tu Biblia hoy? ¿Recuerdas lo que leíste? ¿Qué decía sobre el carácter del Señor?» tengo buenas noticias si logras recordar, esa es tu porción para el día de hoy, y con eso puedes serle fiel al Señor. A veces estamos más enfocadas en encontrar los «5 tips de vida», que encontrarnos con el Dador de la vida. 

Si no conoces tu Biblia, si no lees tu Biblia y si no meditas en tu Biblia, lamentablemente tu teología del trabajo está sufriendo. No importa cuánto intentes adoptar modelos que las personas creen necesarios para tu estilo de vida, siempre habrá un sentimiento de insatisfacción, fracaso y desaliento, porque nadie puede construir un concepto bíblico del trabajo en ti, la gente sugiere cosas, pero tú eres responsable delante del Señor de vivir fielmente a Él.  

Missie Branch en el capítulo 2 de «la mujer y el trabajo», dice «nuestro trabajo es un producto de nuestra relación con Él, no la base de la relación. Quiénes somos, por qué fuimos creadas, nuestra adoración y el compromiso con nuestro trabajo es el resultado de ser hechura de Dios, creadas en Cristo Jesús. Las buenas obras reflejan la consideración de Dios».2  

No caigas en el juego de preservar mentiras. Sé fiel al Señor descansando en la obra que el Espíritu Santo ha hecho en ti a través de Cristo y en Su Palabra. 

Sugerencias finales 

«Tomar decisiones es difícil, pero nadie dijo que crecer era fácil» eso me decía mi abuela. Considera lo siguiente antes de tomar una decisión sobre un trabajo. Dicho trabajo dentro o fuera del hogar. 

  • El trabajo nunca logrará satisfacer tu anhelo de seguridad y valor. 
  • El trabajo es una oportunidad para mostrar a Cristo, practicar el evangelio y hacer discípulos.  
  • Si trabajas fuera de las tareas del hogar recuerda que aún llevas tu nueva identidad contigo, aunque la situación se ponga difícil.  
  • Si trabajas dentro con las tareas del hogar y no tienes hijos, recuerda que, ese hogar es tu ministerio y que debes atesorar a Cristo cada día y amar a tu iglesia local fielmente. Si tienes hijos, que gloriosa oportunidad para discipular a quienes Dios te ha entregado. Si estás al cuidado de tus padres, disfruta este momentáneo ministerio, mantén horarios saludables y pide ayuda. 

Todo lo que hagas y cada relación que tengas debe tener un impacto eterno. ¿Cuál es el impacto eterno de tus actividades y relaciones hoy? El trabajo es bueno. No permitas que se convierta en tu ídolo, ve a los pies de Cristo. Crece en tu comunicación, si eres soltera busca consejo sabio de otras mujeres maduras o de tu pastor dentro de tu iglesia local. Si estás casada conversa con tu esposo sobre el tema. Pero, sobre todo, ve al Señor en oración y lee Su Palabra. 

Enséñame, oh Señor, Tu camino;
Andaré en Tu verdad;
Unifica mi corazón para que tema Tu nombre.
Salmo 86:11


1 Courtney Moore, editora. Hannah Anderson, Missie Branch, Portia Collins, Elyse Fitzpatrick, Joanna Meyer, Jen Oshman, Courtney Powell, Courtney Reissig, Faith Whatley, Amy Whitfield. La mujer y el trabajo. Portadoras de la imagen de Dios y unidas a su misión mediante nuestro trabajo. (Brendwood, TN: B&H Editorial, 2024) p.6-7. 

2 Courtney Moore, editora. Hannah Anderson, Missie Branch, Portia Collins, Elyse Fitzpatrick, Joanna Meyer, Jen Oshman, Courtney Powell, Courtney Reissig, Faith Whatley, Amy Whitfield. La mujer y el trabajo. Portadoras de la imagen de Dios y unidas a su misión mediante nuestro trabajo. (Brendwood, TN: B&H Editorial, 2024) p.44.


2 Comments

Leave a Reply

Hit enter to search or ESC to close