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Por Jenny de Logroño

Estamos viviendo en una época de premuras y demandas que muchas veces parecen absurdas. Día tras día nos dejamos envolver por la prisa en la que vivimos y a menudo nuestras mentes se llenan de pensamientos que van de un espectro a otro que usa nuestra colección de emociones: desde las alegrías hasta las preocupaciones y desafíos cotidianos.

Si verdaderamente queremos agradar al Señor con nuestras vidas, la tarea de mantener los pensamientos alineados con la voluntad de Dios puede ser un desafío constante porque nuestros pensamientos suelen divagar en la ansiedad. Sin embargo, la Palabra de Dios nos ofrece orientación y consuelo, mostrándonos de qué manera podemos guardar nuestros pensamientos en Cristo. Al hacerlo, podemos experimentar paz, fortaleza y una relación más profunda con nuestro Salvador.

¿Cuál es la idea en la frase “guardar nuestros pensamientos en Cristo”? Esta expresión está relacionada con el concepto de centrar nuestros pensamientos, emociones y acciones en Cristo Jesús. En términos generales, significa mantener una mente y un corazón enfocados en los principios y enseñanzas de Jesucristo.

El mensaje del Evangelio nos llama a reconocer a Jesucristo como Señor y Salvador, aceptando su autoridad sobre nuestras decisiones, acciones y pensamientos. Como cristianas, esto implica cultivar una relación cercana con Él, a través de la oración, la meditación en las Escrituras y la obediencia a Sus mandatos. Debemos confiar en Dios en todas las circunstancias, buscar Su orientación y depender de Su gracia para vivir una vida que refleje el amor y la voluntad de Cristo.

Exploremos juntas algunos principios y prácticas bíblicas que nos ayudarán a mantener nuestros pensamientos enfocados en Cristo en medio de las complejidades de la vida moderna que nos mantiene distraídas y apresuradas.

1. Cultiva una relación íntima con Dios a través de la oración y la Palabra

El fundamento para guardar nuestros pensamientos en Cristo radica en una relación profunda y significativa con Él. Para ello, dedica tiempo diario a la oración y la lectura de la Palabra de Dios. Por medio de la oración te comunicas con Dios, compartes tus pensamientos, preocupaciones y alegrías con Él. Con el mismo fin, leer la Palabra de Dios te enseña los principios de Cristo que necesitas aplicar a tu vida diaria. Al sumergirte en las Escrituras y dedicar tiempo a la oración, cultivas una relación íntima con Dios que te ayuda a mantener tus pensamientos en línea con Su voluntad.

2. Sé consciente de tus pensamientos

Estar consciente de tus pensamientos es el primer paso para cambiar cualquier patrón de pensamiento. De manera que, examines si tus pensamientos son constructivos, edificantes y alineados con los principios cristianos. Por ejemplo, Filipenses 4:8 nos insta a pensar en cosas verdaderas, nobles, justas, puras, amables, dignas de admiración, excelentes y dignas de elogio. Evalúa tus pensamientos a la luz de estas verdades, despójate de la vana manera de pensar, y busca renovar tu mente con pensamientos de justicia.

3. Captura y somete tus pensamientos

Tomemos el consejo de Pablo que nos dice el cómo en 2 Corintios 10:5: “derribamos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Cuando identifiques pensamientos engañosos, captúralos y somételos a la verdad de Cristo. Reemplaza los pensamientos de temor con la verdad de Su amor, los pensamientos de ansiedad con Su paz, y los pensamientos de inseguridad con Su aceptación incondicional.

4. Practica la gratitud y el contentamiento:

La gratitud a Dios cambia nuestra perspectiva y nos ayuda a mantener nuestros pensamientos enfocados en lo que agrada a Dios. Agradece por las bendiciones diarias, incluso las pequeñas cosas que a menudo damos por sentado. Cuando practicas la gratitud, tus pensamientos se llenan de aprecio por la bondad de Dios en tu vida. Además, aprende a estar contenta en cualquier situación, confiando en la provisión y el cuidado de Dios sin importar las circunstancias (Filipenses 4:11).

5. Rodéate de tu comunidad cristiana

La comunidad cristiana puede ser un apoyo invaluable en tu camino de guardar tus pensamientos en Cristo. Comparte tus luchas y triunfos con otras mujeres creyentes que puedan alentarte, orar contigo y ofrecerte sabiduría bíblica. La comunión con otros creyentes te brinda la oportunidad de aprender y crecer juntas, fortaleciendo tu fe y ayudándote a mantener una perspectiva centrada en Cristo.

6. Entrega tus cargas a Dios

Pedro nos anima diciendo: “Echad toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). No cargues tus preocupaciones y temores sola. Confía en que Dios cuidará de ti y entrégale todas tus cargas en oración. Al soltar el control y confiar en la providencia divina, encontrarás paz en medio de las tormentas de la vida.

En conclusión, guardar nuestros pensamientos en Cristo no es solo un ejercicio mental, sino un proceso continuo de confianza y sumisión a la voluntad de Dios. Al cultivar una relación íntima con Él, ser conscientes de nuestros pensamientos, someterlos a la verdad de Su Palabra, practicar la gratitud, rodearnos de comunidad cristiana y entregar nuestras cargas a Dios. Solo así experimentaremos una paz que sobrepasa todo entendimiento y encontraremos esperanza incluso en los momentos más difíciles.

Que tu camino para guardar tus pensamientos en Cristo sea un testimonio viviente de Su amor, gracia y fidelidad en tu vida diaria.


Jenny Thompson de Logroño: Casada con el pastor Reynaldo Logroño y madre de Celso, Sebastián y Reynaldo. Licenciada en Administración de Empresas con experiencia en el sector escolar. Miembro de la Iglesia Bautista Internacional desde al año 2007, diaconisa y directora del Ministerio de Escuela Bíblica Dominical y además es parte del cuerpo de consejeros y del equipo del Ministerio de mujeres Ezer. 

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