Por Ana Robinson
Es una bendición saber que el Dios del universo, quien creo todo de la nada quiere que nos comuniquemos con Él. Eso es precisamente la oración: dirigirnos a Dios con nuestras palabras o con nuestros pensamientos. Conforme vamos creciendo hay varias ideas que empezamos a formar sobre lo que es la oración y como desarrollar está disciplina espiritual, por eso quiero compartir cuatro puntos que tal vez alientan lo que ya sabías o te animan a tener una nueva perspectiva sobre la oración.
- La oración no es una opción
Durante el Sermón del monte que encontramos en Mateo capítulos 5 – 7, Jesús tomó un tiempo de Su discurso para enseñarle a Sus discípulos un modelo de oración, lo que conocemos como el Padre Nuestro. Pero antes de comenzar a dar pautas sobre cómo deberían orar, Él dijo: «cuando ores…» (Mat. 6:5). Presta atención que Él no dijo: «si es que oras», «cuando te acuerdes de orar», «si te gusta orar», o «si tienes el don de la oración». No, Él dijo «cuando ores» y con esto Él dio a entender que la oración es una práctica natural de todo seguidor de Cristo. Si nosotras hemos depositado nuestra fe en Cristo somos Sus discípulas, entonces debemos orar. Fíjate en lo que dice Don Whitney en Orando la Biblia:
«Cuando alguien nace de nuevo, el Espíritu Santo le da a esa persona nuevos deseos orientados hacia el Padre, una nueva orientación celestial en donde clama: “¡Abba, Padre!”. En otras palabras, todos aquellos en quienes habita el Espíritu Santo desean orar. El Espíritu Santo hace que todos los hijos de Dios crean que Dios es su Padre y los llena con un deseo permanente de hablar con Él».1
- La oración cambia tu corazón
Entiendo que podríamos pasar por etapas en las que no deseamos orar, así como podríamos tener tiempos en los que no queremos leer la Biblia. Pero, al entender que la oración es una disciplina, como hijas de Dios sabemos que debemos ser intencionales. Entonces, al pasar por tiempos en los que nos sentimos alejadas de Dios, podemos venir a Él y pedirle de Su ayuda.
En la oración no solamente venimos a pedirle a Dios lo que deseamos, sino que venimos a alinear nuestros pensamientos y anhelos con los pensamientos y anhelos de Dios. Dios nos habla a través de la Biblia, Su Palabra, y nosotras le hablamos a través de la oración. Mediante la oración establecemos una relación más fuerte con Dios. A través de la oración formamos una mayor dependencia a nuestro Padre celestial.
- El modelo de oración de Cristo es la adoración
La Biblia está repleta de ejemplos de cómo orar. Los Salmos fueron escritos para comunicarse directamente a Dios en forma de cantos y en ellos encontramos palabras que podemos usar nosotras mismas para dirigirnos a Dios. Una buena idea sería leer un Salmo y orar con esas palabras en respuesta a él.
El modelo de oración de Jesús también es de ayuda al meditar en qué tipo de cosas podemos decirle a Dios a través de la oración. Este modelo comienza así: «Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre» (Mat. 6:9). Las primeras palabras dirigidas a Dios en esta oración no son peticiones. Jesús tomó un tiempo para adorar a Aquel a quien se estaba dirigiendo.
Creo que es importante prestar atención, ya que podríamos llegar a pensar que la oración es solamente para pedir y depositar ante Dios nuestras preocupaciones y dificultades. Pero si el mismo Jesús, siendo Dios, se dirigió al Padre en adoración, nosotras deberíamos hacer lo mismo. Cristo concluye esta parte de la oración diciendo «Venga a tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mat. 6:10). Aquí vemos que la oración no se trata de nosotras, sino de lo que Dios está haciendo y de lo que Él quiere continuar haciendo en y a través de nosotras.
Adorar a Dios en oración es un privilegio y no solo es de agrado al Señor, sino que hacerlo también nos cambia. Dirigir nuestros pensamientos y nuestras palabras meditando y comunicando los atributos de Dios, Su carácter, Sus bondades y misericordias centra nuestra atención en Su grandeza y cambia nuestra manera de pensar.
- Confesando y pidiendo como lo enseña Jesús
Jesús continuó explicándoles a los discípulos que deben confesar sus pecados a Dios: «Y perdónanos nuestras deudas…» (Mat. 6:12). No deberíamos ignorar esta parte de la oración. Sabemos que podemos venir confiadamente a Dios en arrepentimiento. Él quiere otorgarnos Su perdón y gracia como dice Hebreos 4:16:
«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro».
Al terminar de adorar y confesar, ahora sí es tiempo de pedir. Pedir no es malo, pero pedir no es todo en la oración. Nuestro Dios es nuestro Padre, Él quiere suplir nuestras necesidades, Él quiere que vengamos a Él con nuestros más profundos anhelos.
En la oración modelo de Jesús solamente se dicen dos cosas acerca de pedir: se pide por pan y luego se pide por protección de las tentaciones. Pero inmediatamente en el capítulo siguiente vemos este pasaje más específico acerca de venir a Dios con nuestras peticiones:
«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?» (Mat. 7:7-11)
¡Qué gozo saber que nuestro Padre celestial nos escucha por medio de la oración! Que Su Palabra nos informe para aprender a orar mejor.
Recurso recomendado
Cuando oras es un estudio de seis oraciones de la Biblia. En él, seis autoras nos llevan por el Padre Nuestro, oraciones de petición, acción de gracias, adoración, lamento, intercesión y por unidad. En este estudio aprenderás a meditar en los pasajes bíblicos para hacer de ellos tus oraciones.
Ana Robinson es mexicana y vive en los Estados Unidos. Ella y su familia son miembros de Countryside Bible Church en Southlake, Texas. Ana y su esposo John sirven en el área de niños en diferentes roles. Ana es Médico y tiene una Maestría en Administración de Negocios (MBA) por el Tecnológico de Monterrey y Thunderbird School of Global Management. Desde hace siete años, Ana se dedica a su hogar de tiempo completo donde hace escuela en casa con sus dos hijos. Le apasiona animar a las mujeres a conocer a Dios a través de Su Palabra y aplicarla en todos los aspectos de la vida. Ana es colaboradora en la revista Quietud y el devocional Un año en Sus caminos. Escribe en su sitio web: anarobinson.com