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Wendy Marín Ortiz

Mis hijos tienen 21 meses de diferencia en edad. Cuando el mayor tenía 1 año yo quedé embarazada de mi pequeña. Debido a los pocos meses de diferencia que tienen el uno del otro, hay días que son amigos inseparables, pero hay otros que ni se soportan. En ocasiones, sus sentimientos cambian en solo minutos. Mientras que en un momento están felices jugando y riendo, a los pocos minutos ya pelean y ni se quieren ver las caras.

Durante sus discusiones tienen, o mejor dicho tenían, la costumbre de acusarse con palabras absolutas. Como por ejemplo, “tú nunca me prestas tus juguetes” o “tú siempre me arruinas mis dibujos.” Digo que tenían la costumbre porque mi sabio esposo, padre de nuestros hijos, les prohibió usar absolutos cuando se trataba del comportamiento de otra persona hacia nosotros. Una y otra vez les repite que el usar absolutos para atacar es una manipulación de la verdad que no es otra cosa que una mentira, y las mentiras son pecado. También les recuerda que el único absoluto y verdadero es Dios mismo.

Precisamente los absolutos fueron una herramienta que Satanás utilizó para engañar a la primera mujer y con ello traer muerte al mundo.

En Génesis 2:15-16, Dios usa un adverbio absoluto para comunicarles a Adán y Eva una bendición. Podrían comer de TODOS los árboles del Edén, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal porque de lo contrario morirían.

Pero unos nueve versículos más adelante, el rey de la mentira y la manipulación en forma de serpiente usó otro adverbio absoluto para persuadir a la mujer a traicionar a Dios junto a su esposo. La serpiente le dijo, ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de NINGÚN árbol del jardín?

Dios, el único ser absoluto usó la palabra absoluta TODOS para impartir una bendición a Adán y a Eva. Pero por otro lado, el enemigo, quien no es absoluto, usó un término absoluto para hacer pecar y destruir la relación del ser humano con Dios.

Aún hoy en nuestros distintos roles de madres, esposas, estudiantes, hijas, hermanas, trabajadoras, siervas de Dios dejamos que los absolutos sean obstáculos para nuestras relaciones con otros, nuestra relación con nosotras mismas, y peor aún, en nuestra relación con Dios. Parecemos niñas en edad escolar acusando con absolutos o aceptando absolutos de otras personas hacia nosotras.

Permitimos que ataques de manipulación de la verdad entren a nuestra mente y muchas veces las pronunciamos “mi esposo nunca se preocupa por mí,” “mis hijos siempre son malcriados”, “todos están en mi contra”, “nada me sale bien”, “Dios nunca me oye”, entre muchos más.

Por otro lado, aceptamos y hasta creemos los absolutos dichos en contra nuestra como, “siempre la comida te queda salada”, “tú nunca me escuchas”, “todo el tiempo estás en mi contra”, entre otras frases más.

Ya sea que pronunciemos absolutos contra otros o aceptemos y creamos los absoultos dichos hacia nosotras, estamos cayendo en la trampa de la mentira tal como le pasó a Eva.

Recordemos que el único absoluto es Dios y Él siempre usará los absolutos de manera correcta hacia sus hijas. La Biblia está llenas de promesas que apuntan hacia Él y que confirman su amor absoluto hacia sus nosotras.

Wendy Marín Ortiz es esposa del pastor Oscar Ortiz y madre de Marina y Owen. Oriunda de Puerto Rico, radicada en Fort Worth, TX, desde el 2005. Tiene una Maestría en las Artes de la Educación Cristiana del Seminario Bautista Southwestern. Es conferencista, educadora y comunicadora. Su pasión es servir al Señor.

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