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Por Susana de Cano 

No fue hasta que el evangelio llegó a mi corazón que comprendí qué es la providencia de Dios. Por mucho tiempo, renegué de las situaciones tristes de mi vida porque éstas construyeron una identidad errónea de la que fluía rencor, queja y amargura. No cabe duda de que es difícil comprender cómo los sucesos de nuestra vida forman el telar donde Dios trabaja para acercarnos a Él y acercarnos a las personas con las que caminaremos durante nuestra vida. Seguramente, en este momento puedes pensar en tu propia vida, como aquella persona que te encontraste casualmente en un parqueo te llevó a una gran oportunidad laboral o a conocer a tu esposo o a conocer tu iglesia local o como aquella tragedia te llevó a conocer a Dios en la faz de Cristo. 

¿Qué es la providencia de Dios? 

A los sucesos como los que acabo de describir les llamamos «providencia de Dios». John Piper lo describe así: «La providencia contiene la idea de una acción intencional de Dios, a diferencia de la soberanía que le concede el derecho y poder para hacer todo lo que quiere, la providencia de Dios persigue un objetivo en Él.»1 La providencia de Dios son todos los actos que Dios realiza, permite, orquesta y diseña en la vida de los Suyos que tienen como propósito Su gloria y nuestro bien —la santificación. 

Nuestro buen y personal Dios observa todo lo que nos ocurre y se involucra; algunas veces haciéndose ver tangiblemente, y otras veces en el silencio. Lastimosamente, por el pecado que aún lucha dentro de nosotras, nuestro instinto es de controlar el resultado de todo. Confiamos más en nosotras y nuestras acciones o decisiones que en el curso de lo que Dios va tejiendo en nuestras vidas. Su providencia es un regalo de Dios para que reconozcamos cuán grande es Su amor y fidelidad en usarnos para Sus propósitos con otros, con Su misión, y con Su creación.  

El mundo nos engaña, también nuestro corazón 

En un mundo que nos apresura el paso para crear nuestro propio destino, tomar control hasta de nuestros cuerpos y hacer famoso nuestro nombre, la Biblia nos llama a morir. Jesús dice: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que me siga.» Mateo 16:25. Dios nos llama a morir a nuestra vieja forma de pensar para renovarnos con las verdades de la Palabra que encuentran descanso y libertad en la obra y Persona de Jesús —Su vida, muerte y resurrección. Es decir, morimos para vivir en Él y confiar en Él. 

Con un corazón que aún está siendo transformado para deleitarse en la voluntad de Dios, muchas veces nos engaña que sus deseos son los deseos de Dios y, por ende, Sus pensamientos para nosotras. Por eso, Dios nos aconseja que confiemos en Él: «Confía en el Señor con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento.» Proverbios 3:5. La obstinada confianza en nosotras mismas no nos permite ver las pisadas de Jesús para seguirlo, además de nublar nuestro discernimiento para decir “sí” o decir “no” a una oferta de trabajo, a otra responsabilidad más en el ministerio, a un cambio de casa o de planes, a un joven que parece ser el mejor candidato a esposo o a la falsa enseñanza que tienes el control de tu vida. 

Si Dios trabaja en nuestras vidas por medio de Su providencia, es decir, sus obras secretas detrás de las situaciones que nos ocurren en este mundo, entonces tenemos una cama donde reposar nuestros pensamientos y deseos, oraciones y tiempos de espera para que nuestras acciones o respuestas estén llenas de gratitud, entendimiento y paz. De manera que, nuestro corazón resuelva adorarlo por lo que permite y no permite, por la oportunidad que cierra o por la que abre; no tenemos que comprender todo pues somos llamadas a confiar para descansar en Él.  

¿Cómo descansar en su providencia? 

Por ejemplo, el libro de Ester nos deja ver como la mano silenciosa de Dios entreteje todo para que finalmente se cumpla Su propósito de salvar a Su pueblo por el cual vendría el Mesías nuestro Salvador. Esto no significa que somos títeres de Dios, significa que Dios se asegura que, a través de nuestras acciones, acertadas y erróneas, seamos perfeccionadas hasta el día de Jesucristo (Fil 1:6) y Su buen propósito se lleve a cabo (Is 46:10). En el proceso, aprendemos a orar más, a esperar, a confiar, a buscar consejo, a leer más la Palabra y a depender más de Dios.  

Así que, a medida que cultivas una relación con Dios más profunda casi imperceptiblemente tu confianza en Él crecerá. Cuando falles y te fallen, Dios te enseñará el camino del perdón; Cuando la ansiedad toque tu corazón, Dios te enseñará a confiar en Él. Cuando la incertidumbre te domine, Dios te incomodará para que sea Cristo tu reposo. Cuando no sepas qué hacer, Dios te llevará a tus rodillas a orar para el descanso de tu corazón y la verdad inmutable de que Dios no cambia sus promesas para contigo.  

En toda la Biblia puedes notar la providencia de Dios en Su propósito de salvar a un pueblo para Sí mismo que tiene su cumplimiento en Jesús, y que hoy sigue expandiéndose a través de Su Iglesia. Dios proveerá una salida, una respuesta y un camino a la realidad humana de cada una de sus hijas. Lo único que Dios nos pide es: fe. Aunque hayas hecho todo lo mejor que puedas o hayas puesto todo tu mejor esfuerzo en un proyecto, pero éste no salió como esperabas, ten por seguro que la providencia de Dios te llevó hasta allí para ayudar a bien a tu corazón (Ro 8:28). Al final ese es el lugar donde trabaja Dios, lo sé, estoy allí. El evangelio me transforma para que en Su providencia, en vez de renegar, agradezca. En vez del rencor y la amargura, ame y restaure, como Jesús lo hizo por cada una de nosotras.

Susana de Cano. Casada con Sergio y juntos tienen tres hijos. Viven en la ciudad de Guatemala donde son miembros de Iglesia Reforma. Es directora de contenido del ministerio Reformadas. Actualmente estudia una Licenciatura en Teología en el Seminario Semper Reformanda, un Diplomado en Consejería Bíblica en el Seminario William Carey, y es profesora en el Seminario Teológico Centroamericano, SETECA. Creadora del blog ella habla Verdad y autora del libro: ¿Qué dice la Biblia acerca de…? Porque no toda frase que dice Señor, Señor, es verdad. Su oración es que las mujeres conozcan a Dios en Su Palabra, vivan Su Palabra y proclamen Su Palabra en el lugar donde Dios las ha colocado, y junto a quienes Dios les ha dado. Puedes seguirla en @ella_habla_verdad IG y FB, y en su blog: https://medium.com/hablemos-verdad.

One Comment

  • Monica Miranda dice:

    Wow! Tengo una hermana en Cristo que está pasando por mucho y cuando digo mucho es MUCHO, su Niño de año y medio tiene una enfermedad que nadie en el mundo la tiene, ayer fueron internados para transplantar la médula ósea de su papá al bebé, ellos estarán viviendo por 2 meses en el hospital sin su hija y fuera del hogar y ella es nuevecita en el evangelio, pensé en ella leyendo este artículo MUCHAS GRACIAS! Se lo mandaré a ella y les pido lo pongan en oración Angelito Cruz, Noel Cruz y mamá Kathy

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