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Por Clara Bastidas 

En ocasiones, soy sorprendida por la dificultad que algunas iglesias locales tienen de reconocer que la soltería, junto con otras bendiciones de Dios, es un regalo. De hecho, así es que lo define claramente Pablo en 1 de Corintios 7:7: «Cada cual ha recibido de Dios su propio don, unos de una manera y otros de otra». Todo, dice Pablo, para asegurar una constante devoción al Señor (v.35). Dios, en Su misericordia por nosotros, decide dar a cada creyente un don, y la soltería es tomada como un regalo de Dios, ya sea si este resulta ser temporal o permanente. 

Sin embargo, los lentes culturales con el que entendemos éste y otros temas juegan un papel determinante. Vivimos en una sociedad que tiende a la individualidad y a la autosuficiencia, pero que sigue percibiendo al amor romántico como la fuente de la felicidad de las personas. Basta con ver cualquier película de Netflix para comprobar esto. Pareciera que no puede haber final feliz sin un final en pareja (aunque sé que esto ha cambiado en los últimos años, no necesariamente para mejor, deshaciéndose en ocasiones del ídolo de la pareja para reemplazarlo con el ídolo del yo o del sobre empoderamiento femenino). 

En algunas iglesias locales crecemos escuchando la verdad bíblica de que «no es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada» (Génesis 2:18 NVI), una verdad absoluta, pero interpretada con filtro social. ¿Qué quiero decir con esto? Que mal entendemos un principio en el que Dios establece que no creo al hombre para vivir de manera aislada, sino en comunidad y que nos revela que necesitamos los unos de los otros, llegando a la conclusión errada de que, entonces, no es posible ser plenos si no nos casamos. Pareciera que nuestra cultura cristiana en Latinoamérica enseñara que se necesita a Jesús y en adición, al matrimonio, para gozar del bien de Dios.  Pero la Biblia nos revela que es Jesús, sin nada más, al único a quien necesitamos para tener una vida abundante, con gozo y paz.  

El matrimonio es un buen regalo de Dios con el que también podemos glorificarlo, al igual que la soltería. No obstante, estos dones de Dios nunca tendrán el poder redentor que solo Cristo tiene en nuestras vidas. Cristo es suficiente para que vivamos una vida plena.  

Dicho esto, ¿Cuáles son los principales mitos que probablemente has creído sobre la soltería?

Lamentablemente, en algunas iglesias son muchas las mentiras que hemos creído como solteros y casados acerca de la soltería (en mi libro, Jamás Solo, ¡me enfoco en desmitificar nueve!), hoy quiero compartirte los 3 mitos más populares acerca de este tema: 

  1. La soltería es solo una etapa que te está preparando para tu futuro esposo 

    No hay forma de tener una plena certeza de cuál es la voluntad de Dios en este tema, así que nadie puede afirmar que la soltería es una etapa pasajera para todos. Es cierto, suele serlo para la mayoría, pero nuestro deber como seguidores de Jesús es contentarnos en lo que Él ha decidido poner en nuestras manos en este tiempo, dando de todo lo que somos para honrarle, y confiando en que Dios proveerá lo que Él sabe que necesita proveer.  

    El propósito de la soltería no es prepararte para un futuro esposo, más bien, es prepararte para una relación con Cristo. Pienso que una perspectiva mucho más bíblica y también más saludable es saber que el tiempo invertido en la soltería no es para un hombre, sino para Dios. Nuestro enfoque debe estar en que Dios nos va transformando a Su carácter y llevando de gloria en gloria para Él y nuestra motivación de agradarle. Es evidente que, si Dios te provee un esposo, éste se beneficiará infinitamente de tener una esposa cuyo carácter ha sido moldeado por Cristo.  
  2. El matrimonio es la mayor bendición que Dios puede dar a Sus hijos, por eso puedes estar segura de que Él no te negará tal bendición 

    Esta idea suena verdadera y piadosa, ¿cierto? Pero no tiene soporte bíblico. En ninguna parte de la Biblia encontraremos que Dios garantiza un esposo a Sus hijas. A muchos les puede parecer escandalosa esta verdad: ¿Cómo que Dios no garantiza esta bendición a todos? ¡Dios no les negaría la mayor bendición a Sus hijos! Lo cierto es que, la mayor bendición de Dios para nosotras es darnos a Jesús en sacrificio para que podamos estar eternamente con Él, ese es nuestro mayor regalo y bendición. Entonces, si ya Dios te dio Su mayor bendición, confía que todo lo que Dios provea es una añadidura conforme a Su perfecta voluntad. 
  3. El que se queda soltero, se queda solo para el resto de la vida 

    Equiparar la soltería con la soledad es uno de los mayores y más dañinos errores fácticos y teológicos que se comete en cuanto a este tema, porque le atribuye una identidad negativa a este estado civil y siembra temor en quienes deben asumir este error como verdad. Si los cristianos creyéramos que la forma en que no experimentaremos soledad jamás es casándonos, ¿dónde quedaría el Evangelio que predicamos? ¿dónde dejamos entonces las decenas de recordatorios de Dios a lo largo de la Biblia que nos dicen: «nunca te dejaré» «siempre estoy contigo»? ¿qué significa entonces la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, es sólo ficción, sin efecto práctico en nuestro caminar diario?  

La soltería, ya sea por un tiempo o de por vida, solo significa la ausencia de compañía en el terreno sentimental, pero de ningún modo implica una vida de soledad sin comunidad, amistad, familia y significado. Cuando pertenecemos a la familia de Dios, que es un regalo de gracia, sabemos que siempre tendremos un lugar en la mesa de nuestro Padre, pues quienes estamos en Cristo, jamás estaremos solos.

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