Pasaje devocional: Hechos 7:59–8:8
Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Hechos 8:4
A veces necesitamos recibir un fuerte golpe para reaccionar. Jesús dejó un mandato a sus discípulos, pero no lo cumplieron hasta que comenzó la persecución. En la actualidad estamos al borde de perder nuestra libertad religiosa. Celebran a los que hacen mal y castigan a los que hacen el bien. La globalización y las redes sociales nos comunican los abusos y discriminación que sufren los que confiesan su fe en Jesús. Dios nos está preparando para una misión a la cual no le hemos prestado mucha atención: que se predique el evangelio de Jesús hasta lo último de la tierra.
Usted y yo tenemos que anunciar el evangelio adondequiera que vayamos. Que las iglesias con miles de personas adoren a Dios no garantiza que lo den a conocer adondequiera que estén. Es fácil invitar a los perdidos a la iglesia, en lugar de testificarles. Se puede ir a la iglesia el domingo y durante la semana olvidar que Dios existe.
Jesús está con nosotros, no podemos esconderlo. La misión del cristiano es dar a conocer y vivir su fe dondequiera que esté. Jesús tiene autoridad sobre el mal y ha delegado esa autoridad a los que le seguimos.
Acérquese más a Dios para que otros también se acerquen.
Un devocional de Revista Quietud