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Susana Chua
Es la primera vez que participo en una conferencia de Coalición por el Evangelio fuera de mi país y enfocada para la mujer latina, y fue un gozo haberlo hecho.  Creció tanto el deseo de verla replicada en mi país como una convocatoria para ser mujeres de la Palabra. Las plenarias fueron de edificación y conocer a otras mujeres con ese mismo deseo fue providencial y bondadoso del Dios que nos une.

Todo en general Dios lo usó de introspección a mi corazón, nada quedó sin propósito. Compartir nuestras historias de lo que Dios está haciendo en cada país, y la necesidad de que el evangelio sea predicado y mostrado en nuestras vidas para Su Gloria en nuestras comunidades.  Una de las necesidades imperantes en la que todas coincidimos es el regresar a la Palabra de Dios como suficiente, como autoridad y como el único medio para conocer a Cristo. Además de aprovechar de obtener recursos que muchas veces no podemos tener en nuestros países.

Todos los expositores nos recordaron la importancia de la Palabra de Dios en nuestras vidas como sustento, transformación y salvación. Nada tuvo desperdicio. Quiero compartirte un breve resumen de lo que los expositores nos enseñaron y deseo que te ayuden a correr a Su Palabra y al Hacedor de ella, esa es mi oración por todas nosotras.

La Suficiencia de la Biblia para transformar nuestras vidas. El pastor Miguel nos recordó cuán importante es confiar en Su Palabra y creer en ella por encima de cualquier experiencia u otra corriente filosófica. Aprendimos cuatro atributos de la Biblia:

  • Es clara: por tanto suficiente para salvar
  • Es autoridad: por tanto es la última y primera autoridad para hablarnos
  • Es necesaria: para salvación y santificación
  • Es suficiente: provee todo lo que necesitamos para conocer, adorar y agradar a Dios. Provee todo lo que necesitamos en cuanto a la fe y la historia redentora.

La Palabra es …
es tan poderosa que cuando Él habló las cosas sucedieron
Dios obra por medio de ella para enseñar al creyente y al no creyente
es suficiente para reprender al que está en pecado
es suficiente para transformar nuestros corazones y mentes

Una vez más fuimos recordadas de lo importante que son las Escrituras en la vida del creyente, pero sobre todo de tener el firme propósito de escudriñarlas para aplicarlas en toda área de nuestra cotidianidad.

Más que un libro de reglas: La Biblia para toda la vida. Patricia Saladín nos recordó sobre la suficiencia de las Escrituras para conocer a Dios. Resumo la necesidades que expuso:

– Necesitamos la Biblia para conocer nuestro status de pecadoras y encontrarnos con el gran Salvador que es Cristo.  Al crearnos a Su imagen nos da valor y dignidad. Sin embargo, no es esforzándonos en nuestras fuerzas que dejaremos el pecado, sino en ver a Cristo y ser como Él a través de conocerlo en las Escrituras.  

– Necesitamos Su Palabra para salvación para entonces realizar las buenas obras a las que hemos sido llamadas.

– Necesitamos alimentar nuestros pensamientos y corazón con la Palabra de Dios.

– Necesitamos manejar la Palabra de Dios como fieles obreros, si queremos enseñar a otras y crecer en santidad en Cristo.

Recordé las veces que me enseñaron la Palabra de Dios como un manual de vida, el que usaba como un horóscopo sin temor alguno de Su Verdad.  Cuán cierto es que las Escrituras son Cristo mismo, con Él nos encontramos en ellas y Él es suficiente. ¡Cómo anhelo que todas lo podamos comprender con gozo y descanso!  

Más que palabras: cómo la Biblia enciende nuestra pasión por Dios y Su Reino. Damaris Carbaugh nos deleitó con un canto hermoso y nos recordó de manera práctica y vivencial al retarnos a vivir de acuerdo a la Palabra, quitándonos a nosotras del foco para que Él sea el único Nombre sobre todo Nombre. Como mujeres, podemos creer las verdades, pero eso no significa que vivamos en ellas y por tanto que amamos a Dios. Solamente cuando lo amas, Él es suficiente para ti para dejar todo lo que te estorba en tu relación con Él y venir a Él. Él es la abundancia más grande, incluso para sufrir bien. Nos exhortó a ser consumidas por Su Palabra para reflejarlo en amar a otros. Una mujer de la Palabra, ama a Dios, no solo tiene información, sino es transformada por ella.

Fue una charla de exhortación al finalizar con este verso de Apocalipsis 2:2,4 “He visto tus obras … pero ¿y tu primer amor?”.  Cristo es la centralidad de nuestra vida, Él es el objeto de adoración si lo amamos, lo atesoramos verdaderamente, y podemos amar y servir a nuestros hermanas y hermanos.

Corazones ardientes: Cristo en toda la Biblia. Jen Wilkin nos llevó por toda las Escrituras mostrándonos cómo ellas hablan de Cristo. Jen se enfocó en el sufrimiento de Cristo en la Cruz y Su Gloria en la resurrección. Él sufrió rechazo, pero fue exaltado. A través del pasaje de Lucas 24, el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, Jen nos trasladó a entender lo que ellos dijeron después de que Jesús les explicó todo lo referente de Él en las Escrituras, Lucas 24:32 “¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino cuando nos abría las Escrituras?”

Cristo sufrió, pero fue exaltado, y nosotros como sus discípulos nos identificamos con Él en nuestro sufrimiento en este mundo, pero tenemos la promesa de ser glorificados juntamente con Él. Toda la Biblia nos habla de Cristo, se trata de Cristo, es por Él, en Él y para Él, ¡cuánto arde nuestro corazón al leer Su Palabra!

Si algo he aprendido de Jen, en cómo enseñar la Palabra, es su templanza y manejo juntamente para que seamos iluminadas con todo el Consejo de la Palabra.  Que maravilloso es confiar en un Dios que une toda la historia para revelarnos la gran necesidad que tenemos de Cristo y cuánto Él ha estado desde el inicio y nos espera en toda la eternidad. ¡Qué ardan nuestros corazones por Él!

Por último, pudimos escuchar los consejos de Patricia Namnún, Wendy Bello, Betsy Gómez y Catherine de Núñez sobre cómo la Biblia nos habla hoy.  Nos hablaron sobre cómo leerla, orarla y atesorarla. Nos exhortaron a buscarla y memorizarla, a meditar en ella de tal manera que nos hable todo el día para santificarnos y hacernos como Cristo.  Los retos de todas las mujeres en sus diferentes áreas y etapas de la vida fueron tomadas en cuenta en sus sabios consejos, y, en lo personal, eso avivó mi corazón en cuanto a cómo las mujeres nos apoyamos y entendemos unas a otra; invaluable para replicarlo en nuestras comunidades.

Cada plenaria que recibimos fue de edificación, cada plenaria nos retó a buscar a Cristo en las Escrituras, a vivir bajo esas verdades hermosas, y anhelar estudiar y leer la Biblia para ser transformadas por ella.  

Varias mujeres de diferentes países y contextos fuimos expuestas a exaltar la Biblia como autoridad y suficiente por sobre toda experiencia y emoción.  La urgencia en nuestros días es escudriñar y permanecer en la Palabra y ser mujeres que enseñen a otras transmitiéndola según ella nos ha influido también. El evangelio está plasmado en esas benditas páginas, Su Espíritu ha inspirado la Verdad para toda mujer que ha sido iluminada para ver su necesidad, su pobreza espiritual y correr al Único que puede restaurar y transformar mente y corazón, y ante el cual se doblará toda rodilla: CRISTO.

Mujeres, corramos a ser mujeres de la Palabra que las Escrituras sean nuestro sustento, dependencia y autoridad para levantar bandera de Su Nombre, oremos que muchas más corran a escudriñarlas y ardan sus corazones al encontrarse con EL SALVADOR JESUCRISTO.

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