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Por Liliana González de Benítez

La Biblia es la Palabra de Dios y la autoridad suprema del creyente. Por lo tanto, es indispensable que las mujeres cristianas no nos conformemos con leer las Escrituras, necesitamos estudiarlas con diligencia y disciplina. Cuando pasamos tiempo escudriñando la Biblia crecemos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador.

Las personas que acostumbran a leer breves pasajes de la Biblia, saltando de un libro a otro, son proclives a ser engañadas por falsas doctrinas y a tergiversar la Palabra de Dios. El Señor se ha revelado de manera progresiva en las Escrituras y es vital que tú y yo aprendamos a interpretar su mensaje con exactitud. Solo así podremos presentarnos delante de Dios como siervas fieles, sin nada de qué avergonzarnos (2 Tim. 2:15).

Aquí voy a mostrarte siete principios de interpretación que enseña el profesor de estudios bíblicos Robert L. Plummer en su libro: 40 Preguntas sobre cómo interpretar la Biblia. Si los pones en práctica, podrás estudiar con precisión las Escrituras y vivir para la gloria de Dios.

1) Acercarte a la Biblia en oración

La oración debe ser el inicio de todo estudio bíblico. Nuestras mentes corrompidas por el pecado tienden a negar o suprimir la revelación de Dios (Rom. 7:23). Por eso necesitamos confesar nuestra inclinación al engaño y suplicar la guía del Espíritu Santo. Si comenzamos nuestro estudio sin haber orado, no podremos esperar que el Espíritu de Dios nos guíe a toda verdad y corremos el riesgo de hacer interpretaciones erradas.

2) Lee la Biblia como un libro que lleva a Jesús

Estudiar la Palabra de Dios sin buscar a Jesús en el texto es un error garrafal. La Biblia es un libro que de principio (Génesis) a fin (Apocalipsis) tiene un hilo conductor: el plan salvador de Dios mediante la muerte y resurrección de Jesucristo. Sin embargo, no todos los textos apuntan a Jesús de la misma manera. El Antiguo Testamento anuncia de forma anticipada la venida del Mesías y Su obra de redención. El Nuevo Testamento, por su parte, muestra el cumplimiento en Cristo de toda la ley y la consumación de la promesa de redención. Si desviamos la mirada del protagonista de la historia (Jesús) interpretaremos mal las Escrituras.

3) Deja que las Escrituras interpreten las Escrituras

La Biblia es inspirada por Dios (2 Tim. 3:16). Por lo tanto, es inerrante, infalible y no se contradice. Tanto Lutero como Calvino hicieron hincapié en la regla básica de la interpretación: «La Biblia se interpreta a sí misma». Esto significa que ninguna parte de la Escritura debe ser interpretada de tal modo que ocasione un conflicto con otra parte de la Escritura. De ahí que los pasajes oscuros deben examinarse a la luz de los más claros.

4) Medita en la Palabra

La Biblia no debe estudiarse de manera superficial. Su estudio amerita la meditación prolongada. Cuando rumiamos la Palabra de Dios en nuestras mentes desarrollamos pensamientos santos (1 Cor. 2:16). El salmista expresó: «Meditaré en toda Tu obra, y reflexionaré en Tus hechos» (Sal. 77:12). Sin meditación no podremos discernir el verdadero significado del texto sagrado.

5) Estudia la Biblia con fe y obediencia

Las verdades reveladas en la Biblia deben ser aceptadas con fe y obediencia. Esto es únicamente posible cuando estamos en Cristo. Los que dicen creer en Dios y de manera reiterada infringen Su Palabra demuestran con sus hechos que su profesión de fe es falsa. Jesucristo dijo a sus seguidores: «Si ustedes me aman, guardarán Mis mandamientos» (Juan 14:15). El amor sincero hacia nuestro Dios se demuestra por medio de la obediencia.

6) Lee la Biblia en comunidad

Fuimos creadas para adorar a Dios en comunidad. El Señor nos ha dado Su cuerpo (la iglesia) para que tengamos comunión unos con otros. Cada miembro del cuerpo de Cristo tiene una función específica. Hay hermanos en la fe que se han capacitado para enseñar la Palabra de verdad. Cuando leemos y estudiamos la Biblia en la congregación de los santos tenemos la oportunidad de hacer preguntas, aclarar dudas e interpretar las Escrituras de forma responsable.

7) Vive tu Biblia

Una vez que hemos puesto en práctica los principios de interpretación y hemos comprendido de manera fiel un pasaje de las Escrituras, el siguiente paso es aplicar esas verdades reveladas a nuestra vida. De lo contrario, habremos realizado un ejercicio académico sin fruto, puesto que no logramos el fin último del estudio bíblico: aplicar lo aprendido y vivirlo a plenitud.

C.H. Spurgeon expresó: «¡El mundo aceptará la verdad y será más probable que acepte a Cristo cuando las vidas de los cristianos sean mejores, y cuando la Biblia de la vida del cristiano vaya de acuerdo con la Biblia de la doctrina cristiana!».

Liliana González de Benítez es escritora y columnista cristiana. Su mayor gozo es proclamar la Palabra de Dios. Dirige el estudio bíblico de las mujeres en su iglesia y es autora del libro Dolorosa Bendición. Nacida en Venezuela. Vive en los Estados Unidos con su esposo y su hija. Puedes seguirla en sus redes sociales: FacebookInstagram y en su blog.

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