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Por Susana de Cano 

Al escuchar el susurro que sale de un libro al darle vuelta a sus páginas, mientras desprende un aroma fresco, un aliento de novedad sentid 

Al escuchar el susurro que sale de un libro al darle vuelta a sus páginas, mientras desprende un aroma fresco, es cuando un aliento de novedad nos invita a la aventura, como si cada hoja fuera un pedazo de vida, ansiosa por ser explorada y conocida. El autor que la devela está impaciente por ser escuchado a través de sus pensamientos escritos, por medio de una portada exquisita para que otros deseen conocer su majestuosa obra. Por siglos, muchas historias se han escrito, muchas vidas se han conocido, muchas lágrimas y risas, mucha sabiduría y conocimiento se ha desplegado a través de letras plasmadas en un libro. 

Aunque vivimos en la época digital, los libros no dejan de ser el mejor método para llenar nuestras mentes de historias emocionantes, para instruirnos, aconsejarnos, para hacernos reír y llorar y para acercarnos al Hacedor de nuestras almas. El famoso escritor argentino Jorge Luis Borges dijo: «De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso, es sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación1».  

¿Por qué leemos? 

Aunque tenemos diferentes géneros literarios, narrativa, poesía, novela, ensayos, biografías, literatura infantil, etc., los libros siguen siendo un medio de comunicación y aprendizaje. Cómo no, si Dios mismo nos dejó Su gran libro: ¡la Biblia! Leemos porque nuestro maravilloso Dios nos ha dado la capacidad de recibir detalles escritos, compartir ideas, pensamientos, historias y adquirir conocimiento. Leemos porque Dios mismo se ha auto revelado por medio de un libro y ha usado nuestras letras e idioma para enseñarnos quién es Él, la obra que ha hecho y lo que ha prometido a Su pueblo amado.  

Beneficios de la lectura 

La memoria: seguir tramas, recordar personajes y detalles, incluso recordar las emociones que las historias te hacen sentir, ayudan a tu mente a retener información. Lastimosamente, por la premura del tiempo, preferimos recurrir a Google para resolver nuestras necesidades, evitando que nuestra memoria se ejercite, examine y procese información. Libros como: Palabras que hieren, palabras que sanan, de David Barceló; Mejor que el Edén, de Nancy Guthrie; ¿Cómo ordeno mi vida?, de Jeanine Martínez; pueden ayudarte. 

Habilidad de escritura: la lectura nos ayuda a aumentar nuestro vocabulario, pero también, al ser expuestas a diferentes tipos literarios y estructuras narrativas, nos ayuda a escribir mejor. Puedes empezar con: ¿Es razonable creer en Dios?, de Tim Keller; Yo Soy, de Miguel Núñez; El credo secular, de Rebecca McLaughlin; Basta ya de mí, de Jen Oshman; Una vida al revés, de Moisés y Betsy Gómez.  

Conocimiento y discernimiento: la lectura nos invita a desarrollar un pensamiento crítico. Debido a la variedad de temas y perspectivas, los libros nos llaman a ejercer discernimiento a la luz del conocimiento bíblico que tenemos, nos motiva a realizarnos y hacer buenas preguntas de vida. El YouTube nos está mal acostumbrando a llenar nuestros ojos de imágenes y videos, más que de oraciones que nos hacen pensar, recordar, meditar y actuar, así que lee libros como: Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?, de Nathan Díaz; Transformados a Su imagen, de Miguel Núñez y Luis Méndez. Por eso, ¡leamos libros! 

Comunidad: la lectura puede ser un entretenimiento o un buen pasatiempo personal, si nos encantan las novelas como Cornelius, de Emanuel Elizondo; El mapa del Caballero, de R.C. Sproul; La belleza de las palabras, de Mario Escobar, es muy refrescante. Sin embargo, también podemos leer en comunidad, para este fin, los estudios bíblicos, libros devocionales o temáticos son de gran ayuda y crecimiento espiritual, puedes leer libros como: Anhelos insatisfechos, de Paty Namnún; Jamás solo, de Clara Bástidas; Digno, un estudio del Salmo 103, de Wendy Bello; Un año con Jesús, del Staff de B&H. Las letras nos acercan y nos descubren, así que, anima a otras a leer. 

«No soy de las que leen» 

Ahora bien, podemos afirmar que la lectura es buena e importante, pero ¿lo crees? Algunas de las razones por las que no leemos pueden ser: 

«No tengo el hábito». Esta es una de las razones que más he escuchado. Entiendo que hacer hábitos nos toma tiempo, pero nunca es demasiado tarde para empezar. Si deseas recibir los beneficios de la lectura, haz un plan para iniciarla. Quizá puedes empezar con un libro corto o de un tema que te interese aprender, puedes hacerte acompañar de una amiga que te motive a continuar leyendo. Nuestros libros de lectura rápida seguramente te ayudarán. 

«No tengo tiempo». Hace poco escuché al pastor John Piper decir que, «Uno de los grandes usos de las redes sociales será comprobar en el día final que la falta de oración no fue por falta de tiempo»2. Esta es una realidad, sí tenemos tiempo y lo hacemos cuando algo nos importa.  

«No tengo dinero». No se trata de comprar muchos libros; si tu realidad es comprar uno, no importa cuánto tiempo te tome leerlo, persevera en terminarlo. Hoy en día, puedes leer libros en formato Kindle o Epub a un costo menor, o puedes prestar libros (pero, devuélvelos) a tus hermanas y amigas. Si deseas leer, siempre hay maneras de hacerlo.  

La Biblia, el más grande libro 

Hasta aquí, hemos aprendido muy brevemente acerca de libros; sin embargo, el mayor libro jamás escrito y que ha sido preservado de manera sobrenatural por todos los tiempos es la Biblia. Aunque es un libro lleno de historias, diferentes géneros literarios, no es un libro común y corriente, es el libro de Dios que contiene Su auto revelación para aquellos que creen en Él. Su mensaje es la salvación gratuita para Su pueblo y la gloria eterna de Dios. 

Te has preguntado ¿por qué no tenemos impedimentos para ver una serie de Netflix, pero sí para leer la Biblia? Porque es una lucha espiritual. Algunos de las razones por las que no leen la Biblia incluyen la falta de hábito y tiempo; no obstante, cuando se refiere a conocer a Dios esas razones se quedan cortas ¿no crees? Como hijas de Dios, nuestra mayor motivación para leer la Biblia y acompañarnos de libros cristianos sanos en su doctrina, es conocer a Dios y crecer a Su semejanza. Puedes disfrutar de muchos libros, conocer mucho y tener el hábito de leer, pero no podemos dejar de exhortarte en que el primer libro a leer, guardar, meditar y atesorar en tu mente y corazón es la Biblia, la Palabra de Dios. 

Así que, ¡lee libros! Tenemos la bendición de tener libros, léelos para tu devocional o en comunidad, habitúate a leer, comparte libros y disfruta de la lectura, pero no olvides leer las buenas noticias de la Biblia; sus páginas siguen teniendo un olor fragante a Dios que lo llama a estar presente contigo, Él es el autor más interesado en que escuches Sus pensamientos y conozcas Su majestuosa obra para que rías, llores y adquieras sabiduría en tu crecimiento espiritual mientras esperas Su venida. 


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