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Por Verónica Rodas

La Cena del Señor ocupa un lugar central en la vida de Iglesia, ya que señala a la encarnación, vida, enseñanza, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, y a todas «las riquezas de la gloria de su herencia en los santos» (Efesios 1:18), pasadas, presentes y futuras. 

¿Qué significa para nosotras hoy? 

Es un banquete espiritual en el cual Cristo mismo se nos comunica con todos Sus bienes y en Él nos da a gustar tanto de sí mismo, como de los méritos de Su muerte y pasión; alimentando, fortaleciendo y consolando nuestra pobre alma. 

Sería imposible en un artículo expresar todo lo que significa la Cena del Señor hoy, pero intentaré dar una pequeña perspectiva de semejante amor. Para eso veamos Efesios 1:1-2:10, dónde se nos dice que somos: 

  • Bendecidas: «Nos bendijo con toda bendición espiritual» (1:3). Estas son bendiciones que pertenecen a la esfera celestial pero transforman la vida diaria; esto nos une a Cristo. 
  • Santas: «Santos y sin mancha delante de él» (1:4). Dios nos amó y eligió para que vivamos esta clase de vida y nos presentemos delante de Él así. 
  • Hijas: «Adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo» (1:5). Por medio de Jesús pasamos a ser parte de la familia de Dios. 
  • Aceptadas: «Aceptos en el Amado» (1:6). ¡Cuánto tenemos que alabar a Dios por tan abundante gracia! 
  • Perdonadas: «Redención por su sangre, el perdón de pecados» (1:7). Él compró nuestra libertad. 
  • Sabias: «Hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia» (1:8). Vemos desbordada la bondad de Dios hacia nosotras. 
  • Alumbradas: «Dándonos a conocer el misterio de su voluntad» (1:9). 
  • Conocedoras: «De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos» (1:10). 
  • Predestinadas: «En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito» (1:11). Todo termina siendo de acuerdo a Su plan, tenemos una misión. 
  • Adoradoras: «A fin de que seamos para alabanza de su gloria» (1:6,12,14). 
  • Selladas: «Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa» (1:13). Fuimos identificadas como suyas al darnos Su Espíritu. 

Ahora, Pablo utiliza los siguientes versículos para orar por cosas que están a nuestro alcance hoy por medio de lo que hizo Jesucristo: 

  • Deben crecer en el conocimiento de Dios: «Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él» (1:17). 
  • Deben conocer la esperanza segura que tienen en Aquel que los llamó: «Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado» (1:18). 
  • Deben entender la increíble grandeza del poder de Dios: «Y cuál la supereminente grandeza de su poder» (1:19). 

Y los siguientes versículos nos muestran la vida nueva que tenemos por medio de Jesucristo: 

  • De muerte a vida nueva: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados» (2:1). 
  • De esclavas a libres: «En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (2:2). 
  • De hijas de ira a hijas de Dios: «Éramos por naturaleza hijos de ira» (2:3). 
  • Recibimos un amor incomprensible: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó» (2:4). 
  • Nos levantó de los muertos y nos sentó con Cristo: «Con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús» (2:6). 
  • Unidas en Cristo: «Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (2:7). 
  • Nos dio un regalo único: «Porque por gracia sois salvos» (2:8). 
  • No podemos jactarnos, es de Él: «No por obras, para que nadie se gloríe» (2:9). 
  • Somos la obra maestra de Dios: «Porque somos hechura suya» (2:10). 

Esa obra maestra, que es de Él, debe vivir y hacer las cosas que Él preparó; debemos vivir para Aquél que nos amó con semejante amor, y hacer lo que Él pensó para nosotras por medio de Jesus: «Creados en Cristo Jesús para buenas obras» (2:10). Dios preparó una vida maravillosa para que vivamos en Cristo: «las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (2:10). 

La próxima vez que participes de la Cena del Señor, recuerda todos estos beneficios y pide a Dios que sean una realidad en tu vida. Verás la diferencia si luchas por vivirlo.


Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

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