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Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que
seas para salvación hasta lo último de la tierra.
H EC H O S 13:47

Al ir creciendo, ocurre un fenómeno. Cuando crecemos, hay ciertas tiendas que pierden su esplendor y otras que parecen interesarnos, siendo que no nos gustaba ir a ellas cuando éramos pequeños. Los varones usualmente pasan de tiendas de juguetes a tiendas de dispositivos electrónicos, de deportes o de herramientas. Sin importar qué tan grandes sean, los varones parecen nunca perder su amor por los juguetes. Simplemente crecen con sus juguetes. Las niñas cambian de ropa cada temporada, la cual dura solo el tiempo que permanece en los estantes de las tiendas, y pasan a modas clásicas o de acuerdo a su personalidad. Pero algo que ha captado la atención de ambos sexos son las tiendas de mejoras para el hogar. Después de todo, tienen todos los juguetes que un varón pudiera querer y ofrecen la oportunidad de expresar un sentido de estilo que atrae a las mujeres.

Algo que ambos sexos disfrutan es la sección de luces. Sin importar la edad, esa es la sección que capta la atención de la mayoría de los compradores. La razón obvia de esto es por el hecho de que no puede pasar desapercibida. Así como las polillas, muchos de nosotros andamos a la deriva hasta llegar a esa sección en la tienda para ser testigos de las diferentes variedades de luces que se ofrecen. Algunas son para ocasiones de luz tenue, ya que permiten solo la suficiente luz para llenar el cuarto, sin molestar a los ojos de los que se han ajustado a la oscuridad de la madrugada o de la media noche. Otras resplandecen con tal brillantez que llenan los cuartos con tanta luz que casi se parece a la del sol.

Cualquiera que sea la ocasión para la que se necesite cierta calidad de luz no es el punto aquí. El punto es la realidad de ser atraídos a la luz. Todos nosotros tenemos algún tipo de deseo especial de buscar la luz. Cuando hay luz disponible, automáticamente hay un sentido de paz y gozo en reconocer que la oscuridad no tiene el control de nuestros sentidos.

Cada uno de nosotros que conoce a Cristo tiene una luz para compartir. Es algo que muchos pueden reconocer. Piensa en aquellos sobre quienes no tienes que preguntarte si conocen a Cristo o no. ¿Cómo es que sabemos sin preguntarles? ¿Podría ser que existe un sentido sobrenatural para reconocer la luz de aquellos que la dejan brillar? Hay gozo en encontrar luz, pero hay un gozo mayor cuando la compartimos con otros. La Biblia es clara cuando dice que no escondamos nuestra luz. No es solo un mandamiento, sino que también nos alienta a conocer el tipo de gozo que viene de permitir que brille.

SEÑOR, RECUÉRDAME CADA DÍA COMPARTIR CON
OTROS LA LUZ QUE TÚ ME HAS DADO. SÉ QUE HAY
MOMENTOS EN LOS QUE ME PERMITO ESCONDER MI
LUZ. NO ME PERMITAS TENER ESTA MENTALIDAD.
RECUÉRDAME EL GOZO QUE VIENE DE VER LA
LUZ DE OTROS Y RECUÉRDAME EL GOZO QUE
VIENE DE PERMITIR QUE MI LUZ BRILLE. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H Español)

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