Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Marcos 7:8
Recuerdo perfectamente dónde estaba la única tienda con una escalera eléctrica que yo conocí cuando era niño. Yo hacía que mi mamá me llevara allí y daba vueltas subiendo y bajando sin cansarme. Para mí fue una innovación muy divertida. Ahora comprendo cuántas ventajas trajo al
desarrollo socioeconómico. Pero lo que me interesa destacar es que a nadie se le ocurriría pensar que quien inventó el elevador seguiría subiendo por las escaleras. Yo no tengo que andar a caballo como mi abuelo, porque puedo usar un automóvil. No tenemos que usar palomas mensajeras porque tenemos teléfonos celulares.
Pero no comprendo cómo es posible que al hacerse más accesible la Palabra de Dios, todavía haya personas que en vez de aceptarla y cumplirla, sigan aferradas a costumbres de hombres y tradiciones que practicaron de buena fe sus familiares cuando no tenían a su alcance la revelación escrita de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Los ritos y las ceremonias son representativos de principios, no son en sí mismos sagrados. Lo absolutamente santo, inalterablemente verídico y permanentemente determinante es la bendita Palabra de Dios.
Hoy es el cumpleaños de mi esposa. Ella posee un gran celo misionero, y sufre cuando las personas que conoce se aferran a las tradiciones religiosas que carecen de fundamento bíblico. Ella daría lo que no tiene por ver a todas sus amistades liberarse de las tradiciones que les privan de disfrutar de la fe liberadora y gozosa de Jesucristo. Cuando la tradición sustituye, invalida y anula el mandamiento de Dios, debe ser confrontada con la inquebrantable Palabra de Dios. ¿Cuánto tiene su religión de tradiciones establecidas por los hombres? ¿Podrá sostener sus creencias y prácticas bajo y con la autoridad de la Santa Palabra de Dios?
Oh Dios, danos firmeza para guardar tu Palabra y desechar los mandamientos de los hombres.
Un devocional de Revista Quietud
A veces estamos tan apegados a las costumbres que nos cuesta trabajo enfocarnos con nuestra renovación espiritual. Y como han pasado los años sin cambio alguno en estas costumbres más creemos que están bien y no hay nada de malo en seguir haciendo lo