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Por Wendy Bello

Priscila era una mujer cuya historia encontramos entretejida en las páginas del libro de Hechos. Casada con Aquila; eran judíos, de profesión, fabricantes de tiendas. Conocieron a Pablo en la ciudad de Corinto, según leemos en Hechos 18. No sabemos a ciencia cierta si eran cristianos antes o después de conocer a Pablo, pero lo que sí queda claro es que se unieron a la labor misionera del apóstol; incluso lo acompañaron a Éfeso (Hech. 18:19).  

Es precisamente de su estancia en Éfeso que encontramos una anécdota donde se nos muestra a esta mujer participando activamente en el ministerio. Algunos han usado dicho incidente para argumentar que no hay razón en lo que Pablo escribió a Timoteo, No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él; debe mantenerse ecuánime (1 Timoteo 2:12).  

Pero el texto en cuestión, sobre Priscila y Aquila es el siguiente: Llegó entonces a Éfeso un judío que se llamaba Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente, y que era poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor, y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas referentes a Jesús, aunque solo conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar abiertamente en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila lo oyeron, lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios (Hechos 18:24-26).  

Al considerar este pasaje, algunos cuestionan el rol desempeñado por Priscila. Sin embargo, una lectura cuidadosa del texto nos brinda claridad. En primer lugar, el pasaje no dice que Priscila ejerciera un rol de anciana o algo semejante. La interacción con Apolos no tuvo lugar en el contexto de la congregación reunida, sino que ellos «lo llevaron aparte»; es decir, en privado.  

Por otro lado, el narrador nos dice que fueron tanto Priscila como Aquila quienes enseñaron a Apolos. Es decir, ella no lo hizo en una posición de autoridad espiritual, ni discipulado individual. De hecho, fueron ella y su esposo quienes explicaron mejor el evangelio a Apolos.  

Priscila es un ejemplo de una mujer que colaboraba en el ministerio, no de alguien que ocupaba el lugar de un anciano, obispo o pastor.  

Las puertas de su casa en Corinto se abrieron para convertirse en iglesia: Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan muy afectuosamente en el Señor (1 Corintios 16:19), y lo mismo sucedió cuando se mudaron a Roma (Romanos 16:5). De manera que su historia no es una contradicción con lo demás que Pablo enseña, sino un testimonio de cómo las mujeres podemos colaborar y ser parte de la obra del Señor. Al mismo tiempo, la vida de Priscila muestra que el apóstol daba la bienvenida a la colaboración de las mujeres en el ministerio.  

Es importante que señalemos algo: esto no quiere decir que no puedas hablar de Cristo a cualquier persona, incluido alguien del sexo opuesto, ¡para nada! El llamado a compartir el evangelio es para todos y con todos. Lo que hemos argumentado es que, cuando se trata del ejercicio de la autoridad espiritual y de la enseñanza a la iglesia reunida, los límites están establecidos en la Escritura.  

Dios es un Dios de orden, y ese orden incluye límites. El océano tiene límites que mantienen las aguas en un lugar seguro. El planeta tiene un límite en su inclinación; de lo contrario, moriríamos de frío o nos consumiría el calor abrazador del sol. Nuestros cuerpos humanos tienen límites que lo protegen; si los sobrepasamos, enfermamos. Los límites son buenos porque nos ayudan a permanecer dentro de lo que Dios ha establecido, y eso siempre es para nuestro bien y determinado en Su sabiduría.  

Este es un extracto del libro, Mujeres de influencia, Cathy Scheraldi de Núñez, editora general. Adquiere el libro en todas las plataformas digitales o en tu librería de preferencia. Para más detalles de este recurso, visita: https://mujeres.lifeway.com/category/libros/ 


Wendy Bello es escritora y conferencista. Su deseo es enseñar a las mujeres la importancia de estudiar la Palabra de Dios. Escribe para múltiples plataformas y es autora de varios libros, entre ellos el estudio bíblico “Decisiones que transforman.” Ha estado casada por más de 20 años y tiene 2 hijos. Puedes seguirla en Facebook, Twitter y en su Blog.

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