Skip to main content

Por María Renée de Cattousse

¡El tiempo ha llegado! Lo que los profetas anunciaron sobre la venida del Mesías, estaba por suceder.

En el primer capítulo del evangelio de Lucas encontramos dos testimonios de cómo Dios escoge a personas para cumplir sus propósitos.

  1. Zacarías un sacerdote anciano, casado con Elisabet una mujer estéril, recibe la noticia por medio del ángel Gabriel de que serían padres. Tendrían un niño a quien llamarían Juan (Juan el Bautista) quien desde el vientre de su madre estaría lleno del Espíritu Santo, y prepararía un pueblo para recibir al Señor.  El último profeta, el que no solo iba a anunciar sino podría ver con sus propios ojos al Salvador del mundo.
  2. María una joven comprometida en matrimonio con José, recibe el anuncio también por medio del ángel Gabriel de que Dios la ha elegido para ser la madre del esperado Mesías el Hijo de Dios, cumpliéndose la profecía de Dios con nosotros (Isaías 7:14). María asustada, turbada, pregunta: ¿Cómo será posible si ella no ha tenido intimidad con varón? el ángel le explica, no sin antes decirle que no tema, que el Señor la ha visto con gracia y que será el Espíritu Santo de Dios quien vendrá sobre ella y el poder del Altísimo la cubrirá para ser madre sin intervención de varón.

María y Elisabet (mamá de Juan el Bautista) son familia. El ángel hace saber a María que la que era estéril, ahora será madre y resalta que para Dios no hay nada imposible.

Vemos en este capítulo cómo Dios escoge personas y al mismo ángel para los propósitos eternos que Él ha designado.

Observemos la respuesta de una joven con semejante llamado diciendo:  

He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Lucas 1:38

En este artículo vamos a centrarnos en María como una mujer elegida por Dios de quien apreciamos virtudes dignas de imitar:

  • Se reconocía necesitada de un Salvador recibiendo un mensaje que jamás podría haber imaginado; ser el vientre del que había sido anunciado y que ella misma esperaba con esperanza.
  • Obedece a pesar del temor, de las dudas y de la incapacidad de conocer todo lo que vendría. Dijo: Sí; heme aquí, con obediencia y humildad recibió con manos abiertas y su corazón dispuesto a lo que Dios permitiría que ella caminara por fe, no por las circunstancias. No se centró en lo que dirían de ella, o en sentirse envanecida por el orgullo, no busca reconocimiento, ni se siente merecedora, a sí misma se llamó sierva.
  • María da una respuesta en adoración, engrandeciendo al Señor, regocijándose y glorificando al Señor.  Te animo a que leas los versículos 46 al 55.
  • Recuerda el poder de Dios y lo que Él ha hecho. Exalta que es un Dios que cumple promesas, un Dios eterno e inmutable, por eso nuestra confianza en Él es segura.
  • Exalta la misericordia de Dios y Su santidad.

Reflexión:

María es una mujer joven, sencilla con un corazón humilde y dispuesto. Nosotras podemos meditar sobre la obra de Dios en su vida, y apreciar que a pesar de recibir un llamado que cambia por completo sus planes, ella confía y obedece.

María sabe reconocer que ha sido bendecida con el favor de Dios y lo exalta con su boca.

Reconoce su condición sin jactancia, humildemente, no se centra en ella misma, lo hace en Dios.

María fue escogida por Dios para ser la madre de Jesucristo ¡vaya magnitud de llamado!  Y cuando ya había nacido Jesús (Lucas 2:19) siendo testigo de escuchar a los pastores decir lo que los ángeles les habían anunciado acerca de que Jesús era el Mesías, el Salvador del mundo, toma una actitud de meditar y atesorar en su corazón las cosas que sabía.  

Que esto sea de inspiración para nosotras en la manera en que vivimos, que anhelemos esa humildad. Reconozcamos en la mujer que fue madre de Jesucristo, que no buscó protagonismo o reconocimiento, su claro entendimiento de quién es Dios. Y su comprensión de las Escrituras que la hace no solo obedecer sino confiar, anhelar salvación y vivir para la gloria de Dios.   

Que el Señor Dios Todopoderoso nos ayude a vivir de esta manera, agradecidas de que nos ha elegido y redimido para vivir en esperanza viva. 

María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

Leave a Reply

Hit enter to search or ESC to close