[Catherine Scheraldi de Núñez]
“Engrandeced al SEÑOR conmigo, y exaltemos a una su nombre”. ~Salmo 34:3
Dios creó a Adán y Eva a Su imagen (Génesis 1:27), y aunque les dio roles diferentes, el propósito de cada uno era representar a Dios en la tierra. Con la entrada del pecado, este reflejo se convirtió en algo no solamente difícil, sino imposible, pues un corazón engañoso combinado con una mente entenebrecida creó tal distorsión que reflejar a Dios resultaba contrario a nuestra naturaleza y desde entonces los seres humanos tienen la necesidad de aprender cómo glorificar a Dios.
Y realmente esto solo es posible con la morada del Espíritu Santo que nos da la mente de Cristo (1ª Corintios 2:16). Aunque los principios bíblicos son iguales para cada sexo, debido a que somos tan diferentes la forma de llegar al corazón de las mujeres es distinta a la de cómo alcanzar a los hombres, por lo que el ministerio para las mujeres puede ayudarlas en su proceso de santificación en formas más efectivas y que complementen los servicios de adoración del domingo.
Como mujeres, nuestra esencia es la conexión. Dios nos creó como “Ezer” (ayuda idónea), algo que no puede ser realizado en aislamiento. Por tanto, si limitamos nuestra participación al servicio dominical, privamos a la iglesia de bendiciones que Dios quiere otorgar a través de los dones que Él ha puesto en nosotras y por medio del fruto del Espíritu que Él desarrolla en cada uno de Sus hijos.
Entendemos que la cantidad de participación de cada mujer en la vida de la iglesia dependerá mucho de la etapa del desarrollo de su familia donde ella se encuentra. Las mujeres necesitan aprender la doctrina y al mismo tiempo saber cómo aplicarla a sus vidas (Tito 2:3-5). Nosotras somos “linaje escogido, real sacerdocio, y nación santa” (1ª Pedro 2:9) y por esto necesitamos aprender a vivir de una manera digna de la vocación con que hemos sido llamadas (Efesios 4:1).
¿Cuál será la mejor manera de compartir unas con otras mientras aprendemos a vivir para Cristo? ¡Un ministerio para las mujeres! Pues este nos da una oportunidad de compartir como hermanas en la fe fundamentadas en nuestra relación común con Cristo y con el propósito de fortalecer esa relación con Él y con cada una, mientras pasamos nuestro legado a la próxima generación.
La palabra griega utilizada para ministerios es “diakoneo” y significa servir. Así, el ministerio para las mujeres es un lugar donde las líderes siervas sirven a las mujeres y al mismo tiempo, las enseñan a servir a otros de una forma bíblica. Aunque tengamos tiempos de entretenimiento, no es un club social, sino un lugar donde aprendemos a hacer todo para la gloria de Dios (1ª Corintios 10:31).
Son lugares seguros donde las mujeres heridas pueden encontrar sanidad, aceptación y consejo. Lugares donde las mujeres confundidas o con problemas encuentran a otras que las escuchan, les advierten, las aconsejan, las fortalecen, oran por ellas y caminan junto a ellas atravesando las tribulaciones de la vida.
Son lugares donde pueden crecer y florecer amistades profundas vinculándolas para traer gloria a Dios. Lugares donde las mujeres pueden identificar sus dones y habilidades y ser equipadas y animadas para usarlas. El ministerio no es un fin, sino una herramienta para ayudar a las mujeres a cumplir el llamado que Cristo tiene para cada una.
Como dijimos en la Introducción, cada iglesia es diferente, por lo que el ministerio lucirá distinto en cada una. Pueden tener grupos pequeños, retiros, estudios bíblicos, tiempos de oración en grupos grandes o pequeños, diferentes equipos sirviendo como podría ser en la escuela dominical, en evangelización, en misiones, cárceles, consejería, cuidado de niños, ministerios para adolescentes, a las personas de la tercera edad, a los enfermos, actos de misericordia, parejas con hijos pequeños, mujeres recién casadas o parturientas, manualidades, etc. La lista es interminable y dependerá de las oportunidades de servir que el Señor haya presentado en su iglesia.
Para resumir, el ministerio debe incluir a todas las edades sin importar su nacionalidad o estatus económico, el brindar oportunidades para aprender la Palabra de Dios (2ª Timoteo 2:15) y aplicar lo aprendido mediante el servicio (1ª Pedro 4:10), apoyo mutuo (Eclesiastés 4:10), tiempo para socializar y crear amistades piadosas con otras hermanas (Hebreos 10:25) y para pasar el legado bíblico a la próxima generación (Tito 2:3-5).
Nuestra meta debe ser glorificar a Dios en todo y ministrar y equipar a otras para glorificarlo a Él y al hacerlo estaremos haciendo lo que leemos en Salmo 86:12 “Te daré gracias, Señor mi Dios, con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre”.
Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, pastor de la Iglesia Bautista Internacional. Es la encargada del ministerio de mujeres Ezer de su iglesia. Conduce el programa “Mujer para la gloria de Dios” en Radio Eternidad.
Hola soy Maria Antonieta González Carmona, tengo 57 años y me estan encomendando el grupo de mujeres de nuestra pequeña iglesia. Vivo en Costa Rica cerca de Playa Tamarindo.Me gustaria que me ayuden para lograr hacer todo para la gloria de Dios.