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Por Aixa de López

Es lunes ¿Cómo llegaron ayer a la congregación? ¿Qué pasa usualmente en el Día del Señor? ¿Cómo salimos de la casa? 

Soy mamá de 4 y esposa de pastor. Mis domingos pueden ser bien locos… y llegue a darme cuenta de algo que creo que no se limita a mamás o a esposas de pastor, y por eso lo comparto y quienes me leen usualmente, ya saben que yo soy sobria en cuanto a usar términos como “guerra espiritual” o mencionar a Satanás. Así que aquí les va: 

Muy a menudo permitimos que el diablo manosee nuestras vidas, descuidando las pequeñas pero sagradas rutinas que son fáciles de subestimar, como por ejemplo las mañanas de domingo. Sin un plan de acción, es increíblemente fácil perder de vista para qué nos levantamos ese día. Si no pensamos en lo que mi esposo llama “la ruta crítica” allí se nos mete zancadilla el enemigo de nuestra alma. ¿Cómo? Sin dedicarle 5 minutos a asignar tareas a cada hijo para la mañana siguiente, pensar qué me voy a poner y contar el tiempo necesario en ir por la abuelita… los niños amanecen con amnesia, no hay desayuno hecho ni mesa puesta, entonces empiezan las discusiones, acusaciones y tensión… (mis hijos ya están en edad de hacer desayuno, lavar, etc etc) y nos desenfocamos. Esto es el objetivo del diablo: poner nuestros ojos en nosotros mismos y nuestros placeres inmediatos, para que nos olvidemos de nuestro Precioso Salvador y Su trabajo terminado en la cruz y somos TAN débiles y torpes, que ¡un par de horas antes de tener que salir por la puerta bastan para lograrlo!

¿Cómo es guerra espiritual mi plan de domingo en la mañana? ¡Cerrando los agujeros por donde se mete la discordia! Cuando cada integrante sabe su papel, ejercita su obediencia, su servicio amoroso a su familia, se siente importante y amado. Y yo no tengo porqué pretender ser la única capaz, mi trabajo es instruir, y el domingo puede ser aún más especial. Es otro tipo de discipulado. 

No todas las mañanas corren tan suavemente, pero  he aprendido a valorar muchísimo el poder de los ritmos dentro de la casa. Veo cómo Dios nos aporta temporadas, ciclos, días, todo regularmente, vez tras vez. Para que en medio de ese correr lo conozcamos. 

Si podemos salir de la casa más contentos por haber practicado mil pequeños actos de obediencia y bondad en el contexto de la casa, les aseguro que el corazón ya llega más dócil a recibir la Palabra, a dar adoración y a amar a los demás prójimos. 

Es lunes. Nos queda una semana para trazar un nuevo plan de guerra, que comienza pensando quien pondrá la mesa.

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