Por Verónica Rodas
¿Es importante orar? Sí, que lo es. Vemos en Filipenses 4:6 que dice: «Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración».
Por lo que leemos, cada una de nosotras debe tener una lista de «peticiones» que debe presentarle a Dios. Eso es bueno, es necesario, pero vamos a hablar de ir más allá de esa lista de oración.
1- La oración como relación
«Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová» (Salmo 27:8).
El salmista nos expresa con claridad que el tiempo de oración para él iba más allá de una lista, tenía una relación con una persona, no una obligación. Un deseo apasionado que brota desde su corazón: «Mi corazón ha dicho de ti».
«Buscad mi rostro»: esto nos habla de una relación personal, directa con Dios. Este desesperado por conocer a Dios en Su totalidad. No es una simple lista.
«Tu rostro buscaré, oh Jehová»: No solo las respuestas a su lista de oración, no solo las bendiciones que da Dios, la relación es el objetivo principal.
2- La oración en acción en la vida diaria
«Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6:10).
La oración debe influir en tu vida favorablemente, transformando tu vida diaria, oramos:
«Venga tu reino»: debemos tener un deseo de que Su voluntad se cumpla, no solo tu lista de oración. Queremos Su soberanía y autoridad.
«Hágase tu voluntad»: debemos someternos y tener un deseo por que la voluntad de Dios se cumpla. Rendición y aceptación, la oración nos hace más obedientes a Dios y con deseos de que se cumpla Su voluntad cada día. No es una simple lista de oración nada más.
«Como en el cielo, así también en la tierra»: Debemos querer que la voluntad de Dios sea manifiesta y Su reino sea establecido tanto en nuestra realidad terrenal como en el reino espiritual.
Abraza la oración como un medio de gracia que te da Dios para crecer espiritualmente y profundizar tu relación con Dios. No te quedes solamente con una lista de oración, ve más allá, busca como el salmista ver Su rostro y ser transformada.
Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.