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Por Vilma Mata de Méndez

 Cuando mi esposo ingreso al seminario una cosa que note, primeramente, era cuanto tiempo pasaba hablándole al Señor de Él en oración, de Su grandeza, Su poder, Su fidelidad, Su magnificencia, Su bondad. 

Yo quiero orar así, ¡aun hoy día lucho por estar ahí! Cuando empiezo a orar quiero correr inmediatamente al momento de las peticiones, o decir cómo me siento yo. 

Quiero hablar de mi a Dios, y el Señor nos enseñó en la Escritura del Padrenuestro que debemos hablarle primero a Él de Él. «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino» (Luc. 11:2).   

Muchas veces en la madrugada cuando se me va el sueño puedo asegurar que me despierta el Espíritu Santo a orar, y pone en mi mente oraciones, personas y situaciones. Así que me levanto de la cama y me arrodillo a orar, lo curioso es que en dos minutos ya he terminado, sino es que antes, no logro concentrarme o enfocarme el suficiente tiempo.  

No estás sola, todos luchamos con esto. No debo desanimarme por esto, sino continuar buscando maneras creativas de crecer en enfoque y concentración. Mi mente divaga, vuela y regresa. Me doy cuenta de que estoy ante la presencia del Señor y mis labios le honran, pero mi corazón está lejos de Él. Es una lucha a muerte, al luchar con tus pensamientos e ideas en tu mente. Recordamos a Spurgeon que dijo: «no puedo evitar que los pájaros vuelen sobre mi cabeza, pero sí que hagan nido sobre ella». Todas fallamos y quedamos cortas y en algún momento nos distraemos.

Es piadoso orar, tener devocional es una necesidad, pero no hay una norma única, ni una manera específica. Tenemos el modelo del Padrenuestro. Y por otro lado el Señor Jesús les señala a Juan, Jacobo y Pedro que no pudieron velar y orar con Él en un momento crucial como fue el huerto de Getsemaní.

Personalmente quiero aprender a orar como los Puritanos. Jonatan Edwards, pedía: «estar enfocado en ti, en tu gloria y no en mis necesidades». Martín Lutero decía: «No puedo pasar tres minutos orando, pero no puedo dejar pasar cinco minutos sin orar». Esto me ha animado mucho.  

Para luchar en contra de las distracciones y superficialidad al orar, he escuchado que orar en diferentes posiciones ayuda, orar caminando, orar mientras vas guiando, orar arrodillado en tu habitación, puesto de pie o aun postrado en el suelo.  

Otra frase de Martín Lutero que me anima: «hoy tengo muchas cosas por hacer, pasare las primeras horas orando».

1. Debemos orar y pedir que el Espíritu Santo nos guíe, nos de energía, nos ponga de Su Palabra para pedir conforme a Su voluntad. Debemos confesar que nuestro corazón está dispuesto pero que nuestra carne es débil, se resiste y que esperamos que Su Espíritu nos active. 

2. Oremos oraciones breves como la del publicano: «Señor ten misericordia de mi pecador», o la de Pedro al hundirse en el agua: «Señor sálvame», o el ladrón en la cruz: «Señor, acuérdate de mí cuando entres en tu reino». O la oración muda de Moisés cuando el Señor le responde: «¿Por qué clamas a mí?». 

3. Oremos usando Sus nombres, Sus atributos, usando Su obra: «Líbrame de letras muertas sin pasión o sin emoción, como si fuera un periódico. Quita el bloqueo, quita los obstáculos, quita las distracciones. Dame enfoque, dame concentración». Tenemos que pedirlo y rogarlo.

4. Tomemos oraciones de la escritura, como la de David en 1 Crónicas 29:10-13:

«…y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre» (RVR60).

Daniel 9:4-5: «Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas». 

5. Usemos libros de oración como: El valle de la visión oel libro de los Salmos que es el libro de oración por excelencia. Escoge un tema por día usando el libro de Proverbios. Se puede tomar el capítulo que coincida con el día. Proverbios tiene 31 capítulos y un mes tiene 30 o 31 días.  

Hay una serie de libros pequeños de bolsillo muy útil en la editorial B&H Español:

-5 razones para orar por tu corazón

-5 razones para orar por tus padres

-5 razones para orar por tu pareja

-5 razones para orar por tus hijos

-5 razones para orar por tu ciudad

-5 razones para orar por tu iglesia

6. Un método que me funciona mucho es el escribir mis oraciones, hacer mi lista desordenada. Hay varias aplicaciones y la de You Version me ayuda a seguir un sistema escrito, usar listados, poner días específicos para orar por gobernantes, lideres, jefes, pastores. Un día para orar por las misiones, los enfermos, orar por el evangelio, los jóvenes, las embarazadas, las solteras, las mujeres infértiles, los hombres que están apartados del evangelio, los huérfanos esperando adopción.

7. Las caminatas de oración: En una ocasión nos invitaron a ir a un viaje misionero a Málaga (sur de España) y una de nuestras tareas fue dividirnos en grupos pequeños e ir orando por diferentes secciones de la ciudad, caminando y orando por las personas que pasábamos y lugares que pisábamos. 

8. Calendarios de un mes de oración por tus hijos y por tu esposo, me lo compartió una compañera del ministerio de mujeres en Minnesota, Heather. 

9. Calendarios semanales para tener un día de oración por misioneros, pastores, naciones y el mundo. Me lo enseño la misionera Johanne Jones.

10. Orar usando la lista de miembros de tu iglesia: no podremos aburrirnos ni distraernos al leer el nombre de una persona y recordar su rostro. Mi mamá acostumbraba a pedir que le llevara cuando la visitaba, la lista de miembros de la iglesia y orar por cada uno por su nombre y nombres de personas que estábamos discipulado, para ella llevarlas en oración. 

11. Hoy en día hay puntos de gran ayuda en los teléfonos inteligentes, están las aplicaciones de oración, uno de ellos es ECO recomendada por mi amiga Carolina Núñez. La aplicación de You Version añadió una parte de oraciones, donde cada día pueden añadirse nuevas peticiones y actualizarse

12. Tener un lugar, sofá, sillón para orar, un lugar constante, a una misma hora, donde te invite a tener un tiempo a solas y poder orar. 

Recuerdo que estando en casa de una amiga, tenía un libro de Joni Eareckson Tada donde ella narraba que una vez durante el servicio no podía concentrarse, y se fijó en la cabeza de un hombre sentado, de espaldas y empezó a orar por la esposa de este hombre, por sus hijos, sus necesidades, etc. Luego en la noche hicieron una reunión de hermanos y la invitaron. Hablando con un hermano le pidió que volteara su cabeza, para su sorpresa era el hombre por el que estuvo orando en el servicio, y este hermano era soltero y es quien es hoy día su esposo. 

Animémonos a orar, con flexibilidad, con planeación y espontáneamente, siempre con pasión y emoción, compartiendo nuestras emociones. A veces es válido decir: «no tengo deseos de estar aquí, estoy triste, no sé qué decirte Señor». Hay salmos para cada emoción, que solo tengo que leer y volcar mi corazón desde allí, o como Moisés sin decir nada, Él oye los murmullos de nuestros corazones.

Vilma es arquitecta, consejera, coach de mujeres, maestra de estudios bíblicos, esposa de Luis Méndez, madre de cinco: tres hijos y dos yernos. Estudió Fundamentos de Teología en Bethlehem Baptist Church. Es miembro certificado de coach para mujeres de la American Association Christian Counselor. Estudió Consejería Bíblica en Faith Biblical Counseling. Formó parte del liderato de ministerio de mujeres de Bethlehem Baptist Church en Minneapolis, Minnesota donde enseñó estudios bíblicos, bajo el pastor John Piper y Jason Meyer. Actualmente sirve en el Equipamiento y Entrenamiento en Consejería Bíblica junto a su esposo Luis Méndez. Es asesora externa para el Ministerio EZER de la Iglesia Bautista Internacional, bajo su pastor Miguel Núñez.

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