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Por Masiel Mateo

La práctica de hacer resoluciones de Año Nuevo se remonta más de 3.000 años en la antigua Babilonia. Hay algo en el nuevo año que nos da la sensación de un nuevo comienzo, aunque en realidad, no hay diferencia entre el 31 de diciembre y 1 el de enero. Nada místico se produce en la medianoche del 31 de diciembre. Y aunque la Biblia no habla a favor o en contra del concepto de las resoluciones de Año Nuevo, es la tradición más realizada por miles de millones de personas en el mundo. 

Las resoluciones más comunes son los compromisos para dejar de fumar o tomar alcohol, manejar el dinero sabiamente y pasar más tiempo en familia, siendo la más común bajar de peso junto con hacer más ejercicio y comer sano. Todas estas son buenas metas para trazarse, sin embargo, 1 Timoteo 4:8 nos instruye a mantener el ejercicio en perspectiva: «Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera».  

Por otro lado, muchos hacen resoluciones de Año Nuevo para orar más, leer la Biblia todos los días y asistir a la iglesia con regularidad. Estas son metas fantásticas, pero iniciar o dejar de hacer alguna actividad no tiene valor a menos que tenga la motivación adecuada para detener o iniciar la actividad. Por ejemplo, ¿por qué quieres leer la Biblia todos los días? ¿Es para honrar a Dios y crecer espiritualmente, o es porque has escuchado que es algo bueno para hacer? ¿Por qué quieres perder peso? ¿Es para honrar a Dios con tu cuerpo, o es por vanidad, en honor a ti mismo? 

La pregunta crucial es: ¿están tus metas centradas en Cristo y Su evangelio? Si esas resoluciones no honran a Dios o no son de acuerdo con Su Palabra, te aseguro que solo estás creando una carga sobre ti, ya que nunca podrás vivir de una manera que te haga merecer a Dios o ganarte Su favor. 

Ahora bien, lo único que sí puedes hacer es quitar los ojos de ti misma y depositar toda tu confianza en la vida perfecta de Cristo para que puedas así, «Acercarte, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» tal como dice Hebreos 4:16. En Cristo encuentras TODO lo que necesitas para este año y todos los que vayas a vivir. Pues Él cumplió Su propósito de aplacar la ira de Dios dejándote libre acceso al trono de la gracia para que tu meta sea conocerle, amarle y disfrutarle. ¡Esa sí que es una meta que puedes tener año tras año! 

Así que en lugar de tomar tiempo para orar a Dios por Su guía y luego escribir tus metas, tómate el tiempo para pedirle al Señor que alinee tus deseos a Su voluntad. Esta sola oración te asegura que tus metas sean agradables ante Él y le den toda la gloria. Como bien dice 1 Juan 5:14,15: «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho». 

En este nuevo año, pídele a Dios que ponga en tu corazón un mayor anhelo por conocerle y crecer en Él. Si esa es tu meta, te aseguro que vivirás la mejor vida posible pues es la que Él ha diseñado para ti. 

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