Si algo es cierto, es que esta generación no está pensando con claridad. La confusión que se cierne sobre el mundo ha logrado, de alguna manera, trastornar la mente de nuestras jóvenes, llevándolas por corrientes de doctrina erróneas que, con frecuencia, las engañan, y al final las deja sin la esperanza verdadera para vivir conforme a la voluntad de Dios.
Recuerdo un momento en el que, durante un taller, la instructora, no creyente dijo: «El problema del ser humano es que no piensa bien, no se toma el tiempo para meditar ni cuestionarse el porqué de sus acciones. Parece como si solo fuera una máquina química de reacciones y no un ser racional» Estas palabras quedaron grabadas en mi corazón.
¡Cuánta razón tenía esta mujer! Solo le faltó mencionar a Dios para que yo me levantara y dijera: ¡Aleluya! Sin embargo, pensé que para eso estamos nosotras, Sus hijas, que tomamos las verdades bíblicas, que han permanecido firmes y las aplicamos a nuestro corazón. Así podremos ayudar a otras y formar una nueva generación de jóvenes que no solo aprendan a pensar bien, sino que, en respuesta a conocer a Dios, vivan conforme a la voluntad de su Salvador y Señor.
Por eso, quiero compartir contigo seis consejos para pensar bien, ya que la Biblia es la fuente de toda verdad, inteligencia, conocimiento, sabiduría y nos guía a crecer en el temor al Señor.
Renueva tu mente
La Biblia nos llama a renovar nuestra mente constantemente, alejándonos de los patrones de pensamiento del mundo y pidiéndole al Espíritu Santo que nos transforme cada día. La pregunta es: ¿estás anuente de que necesitas renovar tu mente? ¿Sabes si tu forma de pensar se alinea con la de Dios? En Romanos 12:2, Pablo dice: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta». Renovar la mente significa pensar como Cristo, buscar Su voluntad y alinearnos con Su verdad para vivir conforme a ella.
Fija tu mirada en lo que es bueno
El relativismo que ha plagado las redes con demasiadas opciones haciéndolas lucir como la verdad sin realmente serlo, todo para que las mujeres, especialmente, se consideren dueñas de sus vidas sin tener que rendir cuentas a nadie. Ahí pienso en la importancia de preguntarnos ¿qué es lo bueno? Porque al no saberlo identificar la respuesta seremos recordadas de la gran consecuencia de aquel árbol cuyo fruto no se debía comer. Solo podemos saber qué es lo bueno cuando fijamos nuestra mirada en todo lo que es bueno, o más bien, en quién es bueno.
El apóstol Pablo nos enseña en Filipenses 4:8: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay alguna virtud, si hay algo digno de alabanza, en esto pensad». Pensar en todo esto nos recuerda que lo único puro, bueno, digno, amable es Cristo mismo. ¡Pensemos en Él, entonces estaremos pensando bien!
Busca la sabiduría de Dios
La sabiduría, según la Biblia, es más preciosa que las riquezas y es cimiento para vivir de manera justa y piadosa porque es teología práctica. La sabiduría es vivir coherentemente con nuestra fe. La sabiduría transforma nuestras actitudes, pensamientos, acciones y sentimientos porque procede del temor a Dios (Prov. 1:7).
Santiago 4:17 habla de cómo se ve alguien que busca la sabiduría de Dios: «Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía». Al buscar la sabiduría de Dios a través de Su Palabra y la oración, somos capacitadas para tomar decisiones sabias que reflejan Su carácter y viven piadosamente.
Confía en Dios y no en tu propio entendimiento
La Biblia nos exhorta a confiar plenamente en Dios, reconociendo que nuestro entendimiento y control de todo cuánto ocurre abajo del cielo es limitado. Dios no está obligado a llevar a cabo nuestros deseos o nuestros planes, más bien, nuestro Padre nos llama a ser conformadas a Su voluntad a través de confiar, orar y esperar en Él.
En Proverbios 3:5-6 encontramos esta verdad para pensar bien: «Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas». Rindamos nuestros pensamientos a Dios y confiemos en Él.
Filtra tus pensamientos por la Palabra de Dios
El puritano John Owen dijo: «Mata el pecado o el pecado te matará a ti1» ¡Cuánta razón tiene! Nuestro mayor enemigo es el pecado que nos seduce desde adentro, apelando a nuestras pasiones y deseos, dejándonos a su merced y desplazando la habilidad de discernir lo que sale de nosotras (Mat. 15:18-20). El discernimiento, ese filtro que diariamente necesitamos usar, es un hábito piadoso que se cultiva a los pies del Maestro.
En 2 Corintios 10:5, Pablo nos exhorta a: «Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo».
Cuando permitimos que la Palabra de Dios gobierne nuestra mente, somos capaces de rechazar pensamientos erróneos y mantenernos firmes en la verdad. Si no lo has hecho, estás a tiempo, pide perdón a Dios y empieza de nuevo.
Orar constantemente para depender de Dios
La oración es fundamental para pensar bien porque nos ayuda a poner nuestros pensamientos en Dios. Cuando tus pensamientos sean un tormento, no te alejes del Señor, no sigas tus sentimientos, más bien, háblate y recuérdate la verdad. La oración es un medio de gracia que te recuerda quién es Dios y cuánto Él te ama. Una de las formas en las cuales sabemos que estamos pensando bien es cuando damos gracias a Dios por todo, literalmente por todo.
En 1 Tesalonicenses 5:18 Pablo dice: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús». Damos gracias, dejamos nuestras peticiones con acción de gracias, y recibimos la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:6-7).
Así que, como puedes leer, Dios nos ha dejado todo lo que necesitamos para pensar bien y poner nuestra mente en Él. Lo maravilloso de que Dios nos ha injertado en una familia de fe es que ellos pueden recordarte la Palabra para cultivar la mente de Cristo en cada actividad y decisión en tu vida. No solo vivimos delante de Él y para Él, sino que con otros. Pensar bien es tarea personal, pero también colectiva. Medita en Su Palabra, lleva la verdad de Dios a todo lugar, derriba las fortalezas que la cultura ha traído para traer la esperanza que solo la Palabra de Dios puede dar.
1 John Owen. Be killing sin or sin will be killing you. https://www.ligonier.org/posts/be-killing-sin-or-sin-will-be-killing-you
Susana de Cano está casada con Sergio y juntos tienen tres hijos, y un yerno. Vive en la ciudad de Guatemala, donde es miembro activo de Iglesia Reforma. Sirve en discipulado, enseñanza bíblica y consejería a las mujeres. Además, colabora con varios ministerios en escritura y edición. Es autora de los libros: «Una mujer elegida» y «¿Qué dice la Biblia acerca de…?». Tiene estudios en Teología del Seminario Semper Reformanda y actualmente está estudiando una Maestría en Artes en Educación Cristiana en el Programa Hispano en The Southern Baptist Theological Seminary.