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Cathy Scheraldi

Al hablar sobre la sabiduría es necesario hablar tanto del conocimiento, como del discernimiento porque la sabiduría está compuesta de los tres componentes.

El conocimiento es conocer la verdad; es entender lo que es. El discernimiento es una de las formas en las cuales aprendemos la verdad; es la habilidad de reconocer la verdad que realmente no es obvia. El conocimiento tiende a enfocarse en la comprensión correcta y la sabiduría es la habilidad adquirida de aplicar este conocimiento de una manera correcta.

Como cristianas es importante siempre reconocer que vivimos en un mundo caído que tiene como su príncipe a Satanás, quien también tiene su propia sabiduría. Por eso Santiago 3:15 nos advierte que hay una sabiduría natural y diabólica que no viene de Dios y hay una sabiduría verdadera que viene del Dios todo sabio.

Conocer a Dios

Entonces, ¿cómo podemos obtener la sabiduría verdadera? Ya que la fuente es Dios, es imposible desarrollarla sin Él. De hecho, Dios es sabiduría, Dios es conocimiento y Dios es discernimiento y por ende la única forma de obtenerla es conociendo a Dios. Sin conocerle no aceptamos Su sabiduría porque se discierne espiritualmente (1 Cor. 2:14), entonces necesitamos la ayuda y dirección del Espíritu Santo.

En Su omnisciencia Él conoce el pasado, el presente y el futuro y Él evalúa los corazones (1 Sam. 16:7) para Él conocer las motivaciones atrás de todas las acciones y para reconocer las intenciones, algo imposible para nosotras. Entonces la única forma de ser sabias es caminar en Sus huellas. Volverse sabio entonces significa volverse más como Jesús.

Estudiar las Escrituras

Para vivir una vida piadosa necesitamos conocer a Jesús (2 Ped. 2:3) y para conocerle necesitamos conocer Su Palabra. Dios ha revelado Su sabiduría en Su Palabra y mientras más la conocemos más sabiduría desarrollamos. No podemos seguir instrucciones que no conocemos y entonces nuestra prioridad es conocerle a través de lo que Él ha dicho de sí mismo en las Escrituras. El Espíritu Santo que inspiró las Escrituras es el mismo que nos iluminará para entenderla. Proverbios 4:5 nos advierte: «Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca». Se ve claramente que necesitamos el conocimiento, sin embargo, esto no es suficiente sino que necesitamos aplicarla para adquirirla. Es a través de su aplicación a nuestras vidas, donde vemos más claramente la sabiduría que viene por los resultados de la aplicación.

Pasar tiempo en oración

Aparte de tener el conocimiento verdadero a través de leer y estudiar las Escrituras, cuando nos humillamos buscando el rostro de Dios, el Espíritu Santo que mora en nosotras, nos guiará a toda la verdad (Juan 16:13). Parte de desarrollar discernimiento es aprender a escuchar el susurro de Dios. Él nos ha dicho que si necesitamos más sabiduría debemos pedirla y Él garantiza dárnosla abundantemente y sin reproche (Sant. 1:5). El mismo Santiago nos enseñó en 4:2-3: «No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos». Cuando nos acercamos al Todo Sabio con corazones mansos y humildes pidiendo de Su ayuda, Él demostrará Su sabiduría y nuestro asombro y amor por Él crecerá.

 Meditar en las Escrituras

El todo sabio Dios es quien escribió las Escrituras y Él tiene propósito en ella. Esto no es un libro donde aprendemos generalidades, sino que necesitamos indagar y esto ocurre a través de meditar sobre lo que está escrito. Buscando las palabras originales y su significado, preguntando por qué Él utilizó esta palabra en ese acontecimiento, buscando referencias cruzadas. Esto nos abrirá otra dimensión a lo que está escrito aumentando nuestro discernimiento. Mientras buscamos lo que el autor original quería enseñar y luego buscar como aplicar este principio a nuestras vidas nos dará la sabiduría para vivir una vida piadosa.

Buscar consejo piadoso

Como todos somos pecadores con mentes que tienen áreas entenebrecidas, el Señor nos entró en una familia eclesiástica con un propósito, para estimularnos unos otros a las «buenas obras» (Heb. 10:24), y esto incluye la exhortación para no ser engañados por el pecado (Heb.3:13). La mente natural con sus limitaciones piensa que tiene la razón, sin embargo, el final es camino de muerte (Prov. 14:12) y nuestros hermanos nos pueden ayudar a identificar la verdad. Por eso Proverbios12:15 nos avisa: «El camino del necio es recto a sus propios ojos, más el que escucha consejos es sabio». Aunque este Proverbio no lo especifica, nosotras necesitamos probar los espíritus comparando el consejo con lo que la Biblia nos enseña, porque hay muchos falsos profetas (1 Jn. 4:1). Al buscar dónde ir, la persona debe tener el fundamento de su vida firmemente arraigado en Cristo, con un caminar recto ante Dios.

Cuando confiamos en el Señor con todo nuestro corazón, reconociéndole en nuestros caminos, Él es fiel y endereza nuestros caminos.

Cathy de Núñez, es parte del ministerio para mujeres “Ezer” de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, Directora del Programa Radial Mujer para la gloria de Dios, escritora del libro “El ministerio de mujeres” y co-escritora del libro “Revolución Sexual” junto con su esposo el pastor Miguel Núñez. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

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