Liliana González de Benítez
¿Quieres amar a las personas como Dios manda? Ora por ellas con perseverancia. Cuando oramos por alguien cumplimos el bondadoso mandato de amar a otro como a nosotras mismas (Mat. 22:39). La oración es la herencia de las hijas de Dios, de aquellas que hemos puesto nuestra confianza en Jesús y estamos convencidas de que Él oye y responde nuestras súplicas.
En el capítulo 12 del libro de Hechos encontramos una historia asombrosa sobre el poder de la oración. El rey Herodes arrestó a Pedro, lo echó en la cárcel y puso cuatros grupos de soldados para vigilarlo día y noche, porque tenía la intención de juzgarlo en público. De modo que la noche antes del juicio, Pedro dormía encadenado entre dos soldados, mientras otros dos vigilaban la entrada de la celda.
Las circunstancias de Pedro eran desesperadas, pero la iglesia oraba por él sin desfallecer. De cierta manera, podemos intuir cómo se sentía el apóstol, pues nosotras también hemos estado encadenadas a situaciones difíciles de soportar. Por eso sabemos cuán necesarias son las oraciones de nuestros hermanos en Cristo.
Las súplicas de una iglesia unida son poderosas. Ya sabemos lo que sucedió con Pedro, los creyentes oraron y un ángel se presentó en la cárcel, llenó la celda de luz, y despertó al apóstol diciendo: «Levántate pronto». Al instante las cadenas cayeron de sus manos (Hech. 12:7).
Nuestras oraciones producen milagros, pero no porque tengan el poder de persuadir a Dios para que haga lo que le pedimos, sino porque al hacerlo nos ayudamos mutuamente a llevar nuestras cargas, y así cumplimos la ley de Cristo (Gál. 6:2).
Esa misma noche, Pedro se presentó en la casa donde la iglesia oraba por él. Cuando sus hermanos lo vieron libre, no podían creerlo. La Biblia dice que estaban atónitos. ¿Y cómo no? ¡Dios respondió a sus oraciones de manera milagrosa! ¿¡Puedes imaginar la fiesta que se armó!? Estoy segura de que la iglesia alabó a Dios con cantos e himnos espirituales hasta el amanecer.
En la Biblia hay numerosas historias que narran cómo Dios ha salvado a Sus hijos de situaciones trágicas. Cada suceso nos recuerda el amor sacrificial de nuestro glorioso Salvador Jesucristo y nuestra gran necesidad de orar los unos por los otros.
Dios quiere ver a Su iglesia orando mediante el poder del Espíritu Santo con perseverancia y súplica (Ef. 6:18). Así funcionan las cosas en el reino de los cielos; nosotras oramos y Dios obra de acuerdo con Su soberana voluntad. La oración por el prójimo requiere persistencia y amor sincero (Mar. 16:14).
He aquí cinco promesas para nunca dejar de orar los unos por los otros:
- Dios está cerca cuando lo llamamos con sinceridad. «El SEÑOR está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad» (Sal. 145:18, NBLA).
- Dios oye nuestro clamor y nos rescata. «Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás» (Sal. 50:15, LBLA).
- Dios siempre ofrece una salida en medio de las pruebas. «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1 Cor. 10:13, RVR60).
- Dios nos da descanso. «Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar» (Mat. 11:28, NBLA).
- Dios guarda nuestras almas hasta el día final. «Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría» (Jud. 1:24, NBLA).
Oración:
Señor, pon una deuda de amor en nuestros corazones para que oremos con más perseverancia los unos por los otros. Pues Tú demostraste en la cruz que «nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos» (Juan 15:13).
Liliana González de Benítez es periodista y escritora cristiana. Su mayor gozo es proclamar la Palabra de Dios. Dirige el estudio bíblico de las mujeres en su iglesia y es autora del libro Dolorosa Bendición. Nacida en Venezuela. Vive en los Estados Unidos con su esposo y su hija. Puedes seguirla en sus redes sociales: Facebook, Instagram y en su blog.