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Por Catherine Scheraldi 

Al viajar por diferentes países, he observado diferentes formas en las cuales las mujeres viven su feminidad. A pesar de que sabemos que cada persona no es igual por las diferencias en personalidades y culturas, también sabemos que hay principios bíblicos que todas las mujeres cristianas debemos manifestar. 

Estamos viviendo días de creciente confusión en relación con los roles dentro de la sociedad y hasta en la iglesia. Hemos estado expuestos a la controversia que ha generado los intensos debates sobre como definir la verdadera masculinidad y feminidad.  Estos debates han sido abordados desde distintos puntos de vista donde algunos de ellos difuminan las distinciones de género dadas por Dios y han causado confusión aun dentro del pueblo cristiano.  La realidad es que nuestro concepto de quien Dios es, cómo Él obra y lo que Él pide a cada una de nosotras es el marco de referencia, no solamente de cómo vivimos nuestra fe, sino el testimonio que damos al mundo, así como el legado que dejamos a la próxima generación. 

En este sentido, enfoquémonos en la diferencia entre la piedad y la influencia.  El mundo considera que entre éstas hay diferencia, pero en el cristianismo no la hay. De hecho, en la vida de un cristiano, la influencia es imposible sin la piedad. Aunque esto es necesario en ambos sexos, la forma en que se manifiesta es diferente en cada uno de ellos.  Pablo nos exhorta a todos los hombres y mujeres en Efesios 4:1: «Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados…». ¿Puedes notar que Pablo se llama a sí mismo prisionero del Señor? ¿Qué significa esto? Pablo crucificó sus propios deseos, anhelos, apetitos, control, deseo de resaltar etc., por vivir de manera digna según la fe cristiana. En esencia él murió a sí mismo y vivió en fe por lo que Cristo quería (Gal.2:20-21). 

No solo sufrió por la fe, sino que él dejo de controlar su vida.  Él aprendió a escuchar la voz del Señor y esto es algo que cada una de nosotras necesitamos aprender. Leemos en Hechos 16 como Pablo y sus compañeros pasaron por diferentes regiones y fueron impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra y El Señor mandó una visión para ir a Macedonia. Es muy posible que no hemos recibido visiones del Señor, sin embargo, no es menos importante que reconozcamos que Dios sigue hablando con nosotras porque Jesucristo no cambia (Heb 13:8).   

Dios nos ha creado como «Ezeres» (significa ayuda en hebreo) mujeres que por naturaleza influenciamos a aquellos a nuestro alrededor, algo que viene naturalmente a través de nosotras. El problema es que desde Génesis 3, heredamos una naturaleza pecaminosa que incluye una mente entenebrecida y un corazón engañoso, lo que resulta en ejercer o imponer nuestro control. Por eso, creemos que nuestras ideas son las que Dios quiere y justificamos la manipulación que nos tiene cegadas. Así como Eva quería ser como Dios, nosotras hacemos lo mismo. Fuimos creadas a la imagen de Dios y debemos reflejarla, pero sin comprender esto, no vamos a reflejarle, al contrario, alimentaremos nuestro ídolo número uno: nosotras mismas.  

¿Cuáles son algunas de las formas que las mujeres manipulan y maquinan para tener una plataforma? 
Hay muchas y son variadas. Sin embargo, el denominador común es el egocentrismo: yo quiero lo que quiero y haré lo que sea para conseguirlo. Si eres casada, tu esposo es el mayor receptor de este pecado. Si no eres casada, son todos los que te rodean. Aunque nuestro espíritu nos redarguye, no lo admitimos ni a nosotras mismas, sino que justificamos nuestras intenciones pintándolas como que todo lo que hago es para El Señor y obramos con una agenda escondida. Olvidamos que, «Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón» (1 Sam. 16:7). 

Para influenciar a otras para Cristo, necesitamos imitar a Cristo, no imitar lo que el mundo nos enseña. Las manipulaciones y maquinaciones pueden funcionar por algún tiempo, pero al final, Dios tendrá la última palabra. No importa cuánto hemos hecho para salirnos con la nuestra, Dios hará lo que Él quiere para hacernos como Cristo. Y si nuestro deseo es realmente lo que Él quiere, Él lo hará porque es fiel. La realidad es que nosotras decidimos como pecar, pero Dios decide las consecuencias. 

Pablo es una de las personas más conocidas en el cristianismo, aunque no buscaba tener una plataforma. ¡Él fue un hombre piadoso! Él fue un hombre que no buscaba ser el centro de atención, y a pesar de tener una plataforma no conocida por la mayoría del mundo, Dios lo utilizó para influenciar no solamente las iglesias de su tiempo, sino a todas las generaciones que lo siguieron, y Dios seguirá utilizándolo hasta que Cristo regrese. Dios es quien controla todo, y es quien evalúa nuestros corazones. Pues ni aun las tinieblas son oscuras para Él, y para quien la noche brilla como el día (Sal. 139:12) Él es quien orquesta y controla todo.  

Si realmente queremos influenciar las tinieblas, si realmente queremos influenciar a nuestras familias tanto biológica como eclesiástica, entonces debemos obrar bajo el control del Espíritu Santo y andar sobre las huellas de Jesús. No podemos utilizar las armas del mundo para ganar en la guerra espiritual de Dios. Él es nuestro capitán, el único que ya ganó esta batalla de nuestras vidas.  Recibimos las órdenes de Dios, pues cuando nos desviamos de Su Palabra, recibimos las consecuencias de nuestra desobediencia. 

Oremos que nuestro Señor abra nuestras mentes para qué humildemente aceptemos nuestros pecados presentes y los rindamos a Él. Morir a uno mismo no es fácil, pero es necesario para influenciar a otros hacia Él, y cuando dejamos los resultados a Él, la obra final será bella.  


Cathy de Núñez, es parte del ministerio para mujeres “Ezer” de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, Directora del Programa Radial Mujer para la gloria de Dios, escritora del libro “El ministerio de mujeres” y co-escritora del libro “Revolución Sexual” junto con su esposo el pastor Miguel Núñez. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

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